La Guardia Civil ha detenido al presunto agresor de la perra podenca conocida por el nombre Alegría , a la que apaleó hasta casi matarla en el cerro de la Buitrera el pasado mes de agosto. Es el primer arresto que se practica en Cáceres desde que el maltrato animal está considerado como delito en el Código Penal, por lo que la Asociación para la Defensa de los Animales expresó ayer su satisfacción ante el resultado de la actuación policial. Además, exigió a la justicia cacereña la imposición de una pena ejemplar para el acusado, según declaró a este diario su vicepresidenta, Isabel Alcalá.

El detenido, cuya identidad responde a las iniciales A. M. R., de 38 años, vecino de Cáceres y sin antecedentes penales, quedó en libertad tras prestar declaración ante la Guardia Civil como supuesto autor de un delito de maltrato a un animal doméstico, según informaron fuentes de la Comandancia.

LOS HECHOS La detención se practicó el pasado día 6, casi un mes después de los hechos. La agresión se produjo el 13 de agosto en el entorno del cerro de la Buitrera, cerca del camino de las viejas minas de Valdeflores. Hasta allí condujo supuestamente el detenido a su perra sobre las nueve de la noche "con la intención inequívoca de acabar con su vida", porque consideraba al animal --de persecución-- "no apto para la caza", según se explica en un comunicado difundido por la Guardia Civil.

Un testigo presenció cómo el hombre llevaba al animal atado con una cuerda y en otra mano un palo y, posteriormente, cómo salía de entre unos zarzales sin la perra ni la tabla.

Gracias a la intervención de ese testigo, la perra consiguió salvar la vida. Al sospechar que podía haberla golpeado, el hombre la buscó ayudándose de su propio perro hasta hallarla malherida y agonizando entre los zarzales y el palo, seccionado y ensangrentado. Tras pedir ayuda a la policía y a los bomberos, se logró trasladar al animal a una clínica para curarla.

La perra tenía una grave brecha en la cabeza y la mandíbula partida. El informe veterinario con el que cuenta la Guardia Civil determina que las heridas provocadas por su propietario "reportarán a la perra importantes secuelas en una de las extremidades y trastorno mental permanentes". Actualmente, y desde la agresión, la podenca se encuentra en la perrera municipal, donde ha sido intervenida de varios miomas que padecía.

Días después de la agresión, el testigo de lo ocurrido presentó una denuncia que, tras la investigación de la Guardia Civil, ha llevado a la detención. La Asociación Cacereña en Defensa de los Animales felicitó a la Guardia Civil porque "este hombre actuó con alevosía y premeditación", valoró Alcalá. Por ello, confía en que la pena que se le imponga por la justicia sirva de "escarmiento". El juzgado de Instrucción número 4 será el encargado del caso.