Agentes de la Policía Nacional detuvieron en la madrugada del domingo a un cliente del hotel Meliá por causar importantes destrozos en el mobiliario y varias puertas del establecimiento, según confirmaron ayer a EL PERIODICO fuentes de este cuerpo de seguridad.

El presunto autor de los hechos es un ciudadano ruso, cuya identidad responde a Boris K., alojado en el hotel y que cuando provocó los daños estaba bajo los efectos del alcohol. Según recoge el parte de atestados de la policía local, los desperfectos provocados en el establecimiento cacereño podrían ascender a unos 1.200 euros.

Una dotación de la Policía Nacional se personó en el hotel cacereño tras recibir el aviso y detuvo al cliente, que tuvo que ser atendido por el Servicio 112 del Hospital San Pedro de Alcántara de una intoxicación etílica. Desde allí fue conducido a la comisaría y hoy pasará a disposición judicial.

Según fuentes policiales, el detenido "no era consciente" ayer del comportamiento que había tenido la noche anterior.

Varios huéspedes alojados en el hotel Meliá la misma noche de los hechos relataron a EL PERIODICO que alrededor de la una de la madrugada del domingo escucharon fuertes gritos, en un idioma extranjero, y golpes en las puertas de sus habitaciones y en las contiguas, y que, por la mañana, apareció una de las puertas semiquemada, motivo por el que, aseguraron, la noche anterior saltó la alarma contraincendios.

Algunos huéspedes añadieron que el ciudadano ruso --que, afirman, no cabía duda de que estaba ebrio y "desorientado"-- arrancó un extintor de la pared y causó desperfectos en puertas y cerraduras de al menos tres habitaciones.

RESISTENCIA Las mismas fuentes apuntaron que Boris K. --un hombre de aspecto corpulento--, opuso resistencia a los agentes cuando éstos intentaron reducirlo y proceder a su detención.

Este diario intentó ayer conocer la versión de los responsables del hotel Meliá, pero no fue posible localizarlos.

Por otra parte, agentes de la policía local recibieron durante el fin de semana numerosas llamadas de ciudadanos cacereños que denunciaban el exceso de ruido proveniente de fiestas que se estaban celebrando en pisos particulares, que les impedían descansar, según informaron fuentes del cuerpo de seguridad local. Asimismo, el pasado viernes también se atendieron llamadas de vecinos que se quejaban de los ruidos que provocaba, en esta ocasión, la discoteca Bocaccio, en la calle Santa Joaquina de Vedruna.