Nacido en Cáceres hace 36 años, Julián Gómez alterna la pintura y la restauración para ganarse la vida. Presume de seguir aprendiendo de otros colegas del gremio y recuerda que, detrás de toda obra, tiene que haber un trabajo intelectual.

¿Qué significa pintar?

--Pintar es tener la capacidad de crear una nueva imagen lo más real posible.

¿Cuál es su rincón favorito?

--Mi casa, donde trabajo.

¿Es feliz en Cáceres?

--Sí, aunque necesito salir para estar al tanto de lo que pasa fuera. Hay que viajar y conocer.

¿Dónde y cómo se imagina dentro de 50 años?

--En un velero y a la deriva. Seguro que no estaré tranquilo porque soy inconformista.

El mercado actual, ¿le permite vivir de la pintura?

--Vivo de la restauración. En Cáceres no hay una cultura para comprar arte ni mercado real.

¿A quién admira?

--Admiro a los artistas que son capaces de plasmar una vida más bella que la que nos rodea.

Cáceres, ¿capital cultural?

--Sí, porque la ciudad ya tiene historia. La idea tiene que crecer.

¿Es maniático al pintar?

--Soy bastante masoquista, porque igual que critico también soy muy exigente conmigo mismo y con lo que hago.