El día a día en el convento es rutinario como el de cualquier hogar. Juan Carlos Pizarro, Joaquín Hernández y David Teno se levantan como el resto de frailes a las siete de la mañana. A las siete y media, antes de desayunar, comienza la oración matinal. Una hora después, desayunan todos juntos. Unos hermanos dedican la mañana a las tareas de la casa, barrer, fregar, poner la lavadora..., y otros, como el superior Manuel Díaz, dan clases en el colegio San Antonio. Juan Carlos Pizarro acude a la Universidad.

"Todo lo hacemos nosotros codo con codo, la comida, la limpieza, planchamos", explica el superior. También hay tiempo para el rélax y para dedicárselo a uno mismo antes de comer. A las dos y media suelen reunirse para comer. Un hermano hace de cocinero. Todo comida casera.

Ayuda a la Cruz Blanca

La tarde se divide entre actividades pastorales y la misa en la iglesia de Santo Domingo con los fieles cacereños. Los alumnos y los frailes tienen ratos de encuentros para confrontar ideas y ver su progreso. También echan una mano a los franciscanos de la Cruz Blanca en su residencia. Acompañan a pasear a sus internos o los duchan, "lo que haga falta", dice el joven cacereño.

El convento, que también es sede de la asociación juvenil Francesco, cuenta con televisión, sala de juegos, incluso con diana electrónica, y sala de ordenadores --cuatro conectados en red--. "Para estar en contacto con este mundo tenemos que estar informados", apunta Manuel Díaz. De hecho, la comunidad franciscana cuenta con varios sitios en internet, uno de ellos www.franciscanos.org .

Fan de Fernando Alonso

El tiempo de ocio lo dedica cada uno a lo que quiere. Juan Carlos Pizarro conserva su pasión por los deportes y los sigue por televisión, sobre todo el baloncesto y la pericia de Fernando Alonso en los circuitos de carrera, aunque los horarios entre clases y oración le hacen cada vez más difícil estar al día.

Tras la cena, tiempo para la oración, pensar y el retiro final a sus habitaciones. Al día siguiente, vuelta a empezar. "Es una vida sencilla --asegura el hermano superior--. Intentamos ser felices desde esta opción de vida, sabiendo escuchar a la gente, tratamos de ser cercanos y transmitir que la fe cristiana y ser moderno no es nada incompatible. Parece que la fe hay que vivirla en la oscuridad, fuera de todo el ambiente de la vida, y no es así".