La tradición puede con el frío. Lo demostraron ayer los cientos de cacereños que llenaron un año más el paseo Alto para celebrar a los Santos Mártires, una romería que ha cumplido su 37 edición después de que se recuperara en 1980. La fiesta llevaba más de cuatro décadas sin festejarse pero la desaparecida Juanita Franco, alma máter de esta tradición y mayordoma de la cofradía hasta su fallecimiento en mayo de 2015, junto al entonces concejal del ayuntamiento Joaquín Sánchez Tello, consiguieron darle el empujón que necesitaba. A día de hoy se ha convertido en una fecha ineludible del calendario cacereño.

La fiesta comenzó a las doce del mediodía con la celebración de una eucaristía en honor a San Fabián y San Sebastián, los Santos Mártires; oficiada por Antonio Pariente y amenizada por el coro Alborada. Después la fiesta se trasladó a la explanada del paseo Alto. Solo dos niñas y dos adultos acudieron vestidos de refajo, por lo que la cofradía quiere recuperar esta tradición para la próxima edición.

Hubo menos gente que el año pasado, pero los asistentes agotaron todas las existencias. La cofradía había elaborado 2.000 roscas de anís y pinchos de patatera, para lo que se utilizaron cien kilos de este producto. También se pudieron degustar pinchos de tortilla y queso, todos al precio de un euro con un vaso de cerveza o vino.

En total lograron recaudar 4.050 euros y calculan que podrán destinar unos 1.700 (después de pagar a los proveedores) a la Asociación Católica Internacional de Juventud Femenina (Acisjf), a los Hermanos de la Cruz Blanca y al comedor de las Hermanas de la Caridad, organizaciones que se encargan de ayudar a personas necesitadas.

Un año más la festividad fue todo un éxito. Durante todo el día no hubo que destacar ningún incidente reseñable. La cofradía, con Pedro Muriel a la cabeza, ya se ha puesto en marcha para preparar la siguiente edición porque su objetivo es que esta tradición la acojan los más jóvenes y no se pierda con el tiempo.