La celebración del día sin coches en nuestra ciudad ha tenido la virtud e poner de acuerdo a la mayoría de los ciudadanos. Ha sido una chapuza; es el comentario general. Los atascos fueron proverbiales, en una ciudad de por sí inclinada a ello. Quienes tenían el privilegio de dormitar hasta bien entrada la mañana fueron despertados por los sonidos de los silbatos a horas intespectivas. Los conductores, a quienes se deseaba educar, sacaron la consecuencia de que es peor el remedio que la enfermedad. Justo lo contrario de lo que se pretendía.

El concejal de la cosa intenta contestar a todas las críticas con un artículo que parece copiado de un manual de urbanismo. Si lo que pretende es justificar la actuación municipal basta con que nos la presente como consecuencia de una iniciativa europea que se lleva a cabo en varias ciudades. Porque asegurar que les vino muy bien a los peatones es una perogrullada. Pues sólo faltaba que aun si coches, los peatones no hubieran podido caminar cómodamente. Lo que debe explicar es por qué no se previeron los efectos del corte de la circulación en la zona centro, no se potenció el uso de los servicios públicos y no se llevó una campaña de concienciación e información durante las semanas anteriores al corte. No obstante, hay que reconocer que su artículo queda muy bonito. "Seguiremos con medidas técnicas y legales que mejoren la movilidad urbana en las ciudades". "Marcaremos diseños de infraestructuras peatonales, que junto al paisaje urbano..." ¿Por qué no lo traduce al lenguaje de un concejal y nos dice qué, cómo, cuándo se va a peatonalizar; qué infraestructuras peatonales tiene previstas; cómo nos va a hacer reflexionar? Porque no se le ha elegido concejal para decir generalidades y hacer teoría.