Como. Partícula muy empleada con una intención más relativizadora y de indefinición que modal o comparativa. No confundir con la expresión pijilla como muy de la frase: "Es como muy fashion ". El como cacereño se emplea a secas, sin el muy, y es anterior al dicho pijo. Se usa para incidir en la costumbre cacereña de rechazar las afirmaciones categóricas y rotundas. Así, se dirá: "Hace como frío... Esa chica está como divorciada... Esa paella sabía como salada", aunque haga siete bajo cero, la chica lleve 20 años divorciada y la paella supiera como un perro.

El micropaís de los cursi

Cursilandia. Micropaís cacereño de lo cursi que existió entre los años 1955 y 1975. Tramo de acera situado entre las Hermanitas de los Pobres y el chalé de los Málaga, en plena avenida de España, por donde deambulaba la juventud cursi cacereña entre el periodo inicial del desarrollismo, cuando las clases medias se estabilizan económicamente, y la muerte de Franco. Se empleaba también el topónimo apocopado Cursi : "Quedamos a las siete en Cursi ". El paseo por Cursilandia era un rito consistente en pasear por la acera de arriba abajo y de abajo arriba con esporádicas paradas en el quiosco de prensa y golosinas, que primero fue de Cruz y luego de Morato, su yerno, para comprar chucherías. Siguiendo al filósofo catalán Salvador Pániker, los pijos cacereños participarían de las características de los pijos europeos por su gangosidad fonética, por una seguridad en sí mismo conseguida a fuerza de no hacerse demasiadas preguntas fundamentales y por un innato sentido de elegancia trasnochada. Pero además, y gracias a Cursilandia , el pijo cacereño era peripatético. Por oposición a Cursilandia , enfrente, en el paseo exterior del parque de Cánovas, estaba Catetolandia o micropaís de los catetos, por donde paseaban los menestrales, los cacereños sin ínfulas y los militares sin graduación.

De buena familia. Expresión familiar cacereña que certifica el pedigrí de un ciudadano. La reputación en la ciudad feliz tiene sus grados y no es lo mismo pertenecer a una familia decente que ser de buena familia, de buenísima familia o de una familia estupenda, que sería el más alto grado de respetabilidad. Para ser de buena familia no basta con tener dinero o títulos, cuentan también mucho las buenas costumbres, el respeto a las tradiciones locales y una historia reciente sin mácula, escándalo ni anécdotas estrafalarias. Es decir, lo que en la ciudad feliz se llama formalidad.

De Cáceres de toda la vida. Expresión usada en casi todas las ciudades de provincias que tienen entre 20.000 y 300.000 habitantes. En la ciudad feliz , sin embargo, se ha convertido en un santo y seña desde que los creativos publicitarios Javier Remedios y Paco Movilla la convirtieron en el eslogan electoral del actual alcalde José María Saponi en la última campaña electoral municipal. A las 12 horas de aparecer en carteles y pancartas, la frase se había convertido en el eje de la campaña electoral y en una semana se había incorporado al acervo de expresiones familiares cacereñas. Incluso ha dado lugar a términos acrónimos como Catovi (Cacereños de Toda la Vida), popularizado por el profesor y columnista de EL PERIODICO EXTREMADURA Antonio Sánchez Buenadicha, o Cacereños DTV (De Toda la Vida), lanzado por el periodista del mismo diario Carlos Ortiz.

De to. Expresión castiza y familiar del ámbito de lo indefinido y lo impreciso que se utiliza en la ciudad feliz para definir la abundancia, la generosidad y hasta la plenitud. En Cáceres se dice: "Al acabar la inauguración nos pusieron cervezas, tortilla de patatas y de to... En París vimos el Louvre, la torre Eiffel y de to... Mi coche nuevo tiene GPS, ABS y de to... Hemos alquilado un chalé en Matalascañas con piscina y de to... Mira guapa, el novio de mi hija tiene carrera y de to...".