Que la preocupación por escolarizar a los hijos en el centro escolar que los padrescrean que será lo mejor y la mejor elección para su educación es un derecho por el que todos deben luchar, es evidente y lo más justo del mundo. Y es muy lícito y está totalmente justificado acudir a todos los medios de comunicación para hacer todo lo posible por conseguir los objetivos e intereses que personalmente se persiguen por el bien de sus hijos. No hay que escatimar tiempo en reuniones que puedan hacer posible que se haga realidad lo que se pretende.

Pero lo que no es lícito y a lo que no tienen derecho los padres de ninguna Ampa de ningún centro, por no tener justificación alguna, es a faltar al respeto y a la profesionalidad de los profesores que, dignamente, ejercen su labor educativa cada día. Cuando la Ampa del colegio público Dulce Chacón, en su lícito afán de conseguir ampliar las plazas del Instituto Hernández Pacheco, afirma que el nivel que se imparte en el I.E.S. Ágora es bajo, está faltando al respeto, al honor y a la profesionalidad de los docentes que trabajan allí.

Emiten, sin justificación alguna, una terrible mentira que ensucia su boca y emponzoña su pluma al escribirlo. Aluden a que la razón de ese bajo nivel que se imparte en el Ágora es por los alumnos que acceden al centro desde la barriada de Aldea Moret. La Ampa del colegio Dulce Chacón subestima al profesorado del I.E.S. Ágora, al pensar que no son capaces de atender a la diversidad del alumnado cuando acuden al instituto alumnos con diferentes niveles curriculares. Quizás el error sea pensar que todos los alumnos son iguales y que tienen las mismas necesidades. Hace tiempo que los profesionales que imparten clase en el Ágora saben atender a las necesidades que exigen los diferentes estudiantes que llegan al centro, sin tener, por ello, que ‘impartir un nivel bajo’. Lo que, sin duda, sí tienen los profesores del I.E.S. Ágora, y debería saber muy bien la Ampa del colegio Dulce Chacón, es un nivel muy alto en su implicación en el proceso de aprendizaje de sus alumnos. Los profesionales que trabajan en el I.E.S. Ágora se preocupan de que la enseñanza y aprendizaje de los alumnos no se convierta en algo traumático y excesivamente competitivo, sino que aprender se convierta en una necesidad para el alumno y en un deseo de saber y conocer. Son especialistas en atender a las necesidades educativas que sus diferentes alumnos les demandan, sin tener que bajar ni un ápice el nivel alto que otros alumnos también les exijan.

No obstante, la administración educativa también debería preocuparse de lo que algunos le venimos pidiendo hace ya bastantes años, y es que todos los centros públicos y concertados con dinero público deberían impartir Formación Profesional Básica, deberían guardar plazas en todos los períodos de adscripción para hacer una distribución justa y equitativa de los alumnos que requieran necesidades educativas especiales. Entre todos se deberían repartir los alumnos que procedan de familias desestructuradas. Matriculando todos los centros alumnado de toda condición, nivel y procedencia, sin ‘apuntar siempre a los mismos’, ayudaría a todo el profesorado de todos los centros a ser especialistas y a implicarse en una educación real atendiendo a la diversidad, y ayudaría también a algunos padres y madres del Dulce Chacón a saber discriminar correctamente a la hora de la elección de centro para sus hijos, sin tener que ¡insultar’ a los profesores del I.E.S. Ágora.