La situación económica de los últimos años también ha afectado a las rehabilitaciones de la Diócesis de Coria-Cáceres, que se han reducido notablemente. El patrimonio religioso es el más amplio y antiguo ya que no hay pueblo sin templo, abundan las ermitas y no faltan conventos ni santuarios. Por ello necesita restauraciones continuas. Y aunque tiene un buen estado de conservación general por las planificaciones y reformas que se vienen realizando, lo cierto es que la disminución de las ayudas públicas, casi siempre procedentes del Gobierno de Extremadura (Gobex) y del Ministerio de Cultura, se dejan notar desde hace tres años. Las reformas se han ralentizado y hay edificios que necesitan una intervención cuanto antes.

De hecho, este año aún no se ha celebrado la comisión anual mixta Iglesia-Gobex, en la que se proyectan las principales intervenciones. Pese a ello, según explica Florencio Javier García Mogollón, catedrático de Arte y Delegado Diocesano de Patrimonio Artístico y Documental, la diócesis ha seguido afrontando algunas obras con fondos propios y con el esfuerzo de las parroquias, aunque también han llegado partidas del Gobex para actuaciones prioritarias. Por ejemplo, acaba de finalizar la restauración del retablo mayor de Mohedas de Granadilla (siglo XVII), que curiosamente dejó al aire varias pinturas murales cuando se desmontó para su rehabilitación.

También se ha remozado con fondos del Gobex la fachada del templo cacereño de la Preciosa Sangre, que se había convertido en una actuación urgente por su mal aspecto y por la caída de algunos elementos de la cornisa. Asimismo, se ha recuperado el retablo del Cristo de la Encina de la parroquia de San Mateo, en la capital cacereña, la obra más importante de Vicente Barbadillo.

NO PODIAN ESPERAR La diócesis también ha llevado a cabo la necesaria mejora del Palacio Episcopal de Cáceres, una de las grandes construcciones de la Ciudad Monumental (levantada en los siglos XVI-XVII sobre una construcción del XIII). La obra no podía esperar más. De hecho, al acometer el proyecto se han descubierto algunas vigas ya quebradas y ocultas por los falsos techos de cañizo. Además, se ha intervenido en la cubierta y los soportes de la tribuna de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de Montehermoso (siglo XVI).

La crisis tampoco ha frenado los dos grandes proyectos que la diócesis tenía pendientes desde hace años. En primer lugar, la tercera y última fase de la reforma de Santa María, que se ha ejecutado en 2012 y 2013 con una inyección de 1,2 millones aportada por el Ministerio de Fomento. La primera fase para atajar el mal de la piedra se llevó a cabo en 2001 (torre y campanario), y la segunda permitió la recuperación de la cubierta, la fachada y la portada norte en 2004.

También está en marcha la renovación del Seminario Diocesano, el último del país en ponerse a punto. Sus instalaciones, con medio siglo de antigüedad, están tan obsoletas que no permiten el normal desarrollo de las actividades. Desde otoño se han invertido 230.000 euros en una primera fase de climatización por geotermia (ahorrará 35.000 euros al año) y 160.000 en la demolición de la tabiquería interior. La siguiente fase será la más prolongada (dos años), ya que remozará todo el interior y aún debe presupuestarse.