Qué importantes eran los domingos. No tenías escuela o ´isti´ pero casi, porque estabas obligado a acudir a la misa que se celebraba en los Padres de la Preciosa Sangre.

Tenías ropa ´de domingos´. Pantalones o calzonas, zapatos, calcetines, camisa y jersey. Y, si me apuras, hasta corbata. Como en muchas casas no había baño era imprescindible calentar cacerolas de agua con la que se aseaba el personal. Y luego la ´muda´. Unos calzoncillos que no bajaban de la rodilla pero casi llegaban a ella y una camiseta con manga larga, de felpa en invierno. Acaso una faja para que no se enfriara el vientre.

Y a jugar al fútbol en el Rodeo. Terminabas sucio pero te ibas de paseo a la plaza. Primero para recoger una postalita con una foto en colorines de la película que estrenaban y después para dar un vistazo. Como no tenías diez céntimos no te ponían un escudo de cartón en la solapa cuya recaudación era en beneficio de los mutilados o cualquier otro colectivo necesitado.

Por la tarde, a ver al Cacereño o al cine. La infantil de Norba, el Palas, del Obispo, o los frailes. A partir de las ocho veías los resultados en el bar Trella. Y a las diez en casa.

Ahora, como la gente tiene mucho tiempo de asueto, utiliza los domingos para descansar y apenas sale de casa.