Se han proclamado campeones de Extremadura en las IV Olimpiadas de Lenguas Clásicas. Son los números uno de la región, Daniel Jiménez Martín en latín y Marta Rosón Jiménez en griego, unas lenguas de las que se dice muertas, pero que ellos afirman están muy vivas y tienen mucha importancia. "Te ayudan, por ejemplo, a aprender otras lenguas con más facilidad, o a estructurar la mente", señala Marta, al tiempo que Daniel añade: "Al igual que las matemáticas te ayudan a desarrollar la mente, estas materias también lo hacen; son distintas formas de desarrollarla, pero todas lo hacen".

Para ellos, ambos alumnos del IES Universidad Laboral de Cáceres, "son importantes" y las eligieron "porque nos gustan y porque se nos dan mal las matemáticas", señalan entre bromas, a lo que Marta añade, con algo más de seriedad, "y para enfocar los estudios que queríamos seguir al llegar a la universidad".

Y ya no les queda lejana su etapa universitaria, pues han concluido el bachillerato, que han cursado por la rama de humanidades, y en breve se enfrentarán a sus estudios superiores. Daniel cursará Derecho y tiene previsto ejercer la abogacía, "pues no me gusta la docencia", y Marta hará Filología Inglesa.

Tanto Daniel como Marta se sienten orgullosos de su triunfo en la última Olimpiada Regional de Lenguas Clásicas, aunque reconocen que no esperaban quedar los primeros. Daniel compitió en latín con otros 71 estudiantes de toda la región y Marta, por su parte, lo hizo con 53, y la recompensa por quedar los primeros fueron 300 euros, además de la satisfacción personal de ser los números uno.

Reconocen que es una recompensa a su trabajo, "y aunque nunca llegas a pensar que puedes ser el primero, tampoco descartas el quedar bien, pues piensas que si trabajas y te esfuerzas por qué no vas a conseguirlo", señala Daniel sin ningún tipo de pudor.

COMPAÑERISMO Y aunque reconocen que son buenos estudiantes, que los estudios son lo primero, aseguran que sus compañeros del instituto nunca les trataron como empollones ni les marginaron. "Nunca tuvimos ningún problema y teníamos muy buenas relaciones con todos los compañeros, pues estudiar mucho no significa ser distintos, somos un chico y una chica normales, que estudiamos, pero también hacemos otras cosas, una vida normal", afirman, aunque también reconocen que muchas veces, por estudiar, tuvieron que dejar de hacer otras cosas. Su intención, de cara al futuro, seguir estudiando al máximo para hacer lo posible por llegar lejos en sus profesiones.