Dos de mis jóvenes amigos, Faustino y José Mari, están enamorados. Pero a causa de las dificultades de encontrar trabajo, de las condiciones de nuestra tierra y de la globalización tienen problemas para llevar vidas en común con sus amorcitos. Como la distancia es muy mala para el amor, bueno, la distancia y las lagartonas y lagartones, procuran verse de pronto en pronto. La novia de Faustino es controladora de vuelos y están en Las Palmas. Cuando se enteraron de que en Sierra de Fuentes iban a poner un aeropuerto la familia los veían viviendo en un chalecito cercano. Pero ellos no. Por lo tanto no se extrañen si un día ven aterrizar un Jet en el Rodeo. Es ella, que ha secuestrado un avión para pasar unas horas con él. La novia de José Mari está aquí pero él trabaja de ingeniero naval en Madrid. Y, lo que dicen los respectivos papaítos: "¿Es que en Madrid hay mar? No. Incluso tienen menos agua que por aquí. Por ejemplo, no tienen el pantano de Alcántara. ¿Es que no podían poner un astillero en Garrovillas?".

Pero ellos continúan con sus visitas espaciadas y cualquier fin de semana vemos un trasatlántico en el Guadiloba. Es él que viene a verla. Algún simple pensará que deben dejar el rollo y buscarse una novia que viva en la misma ciudad. Yo creo que lo hacen a conciencia. Han observado las dificultades de vivir en común el día a día, las broncas matrimoniales, la rutina que acompaña a muchas parejas y piensan que lo mejor es verse esporádicamente.