Dos proyectos pretenden recuperar la actividad que a principios del siglo XX hubo en el poblado diseñado por Aldea Moret para los trabajadores de las minas de fosfato en Cáceres. Las iniciativas del Ministerio de Cultura y de los arquitectos del estudio barcelonés No-a Industries pretenden regenerar la zona "conectando el pasado con el futuro", en palabras del concejal ed Innovación Víctor Santiago Tabares. En esencia, la propuesta pretende mantener a la gente que aún reside en el poblado y atraer a la zona a jóvenes, universitarios, emprendedores empresariales y culturales, y oenegés, para convertir este poblado en el polo de desarrollo económico y social que fue "pero adaptado al siglo XXI, por lo que basado en la innovación", apostilló el edil.

El problema en el que trabajan ahora el ayuntamiento y los arquitectos catalanes consiste en adaptar un proyecto innovador como el que ellos pretenden con el proyecto de rehabilitación ortodoxa que propone el Ministerio. "Por eso es tan importante que se diseñe un plan director que establezca la filosofía del proyecto, los objetivos que se platea, el criterio de intervención en cada caso y el orden de las actuaciones", señaló Santiago. Esa planificación es la que establecerá la ordenación de todo el conjunto, tanto de los edificios como de las minas, y fija el uso que se dará a cada uno de ellos.

BIEN DE INTERES CULTURAL Paralelamente a la redacción del plan, que se dará a conocer en septiembre, ayuntamiento y Junta de Extremadura trabajan en la declaración del conjunto de arqueología minera como Bien de Interés Cultural, condición imprescindible para que Cultura apoye la recuperación del poblado minero. El plan de recuperación afecta a la torre de tolbas situada delante del edificio embarcadero y dos naves, además de alguna mina, el poblado y los jardines-huerta que usaban los trabajadores de las galerías de fosfato.

Quince años. Es el tiempo que estima Santiago Tabares que se ha perdido para intervenir en esta zona. Y como consecuencia, "han desaparecido infraestructuras muy importantes como un almacén construido en madera de pino que había delante del actual edificio Embarcadero y que databa del año 1870", aseguró el edil, que reclama celeridad en la intervención en la zona.

"El fin último del proyecto en marcha no es convertir el poblado minero en un museo, sino que allí viva y trabaje gente y que haya un espacio para la cultura", señaló el concejal de Innovación, que propone que esta zona se convierta en una prolongación de la Ciudad de las Artes que la consejera Leonor Flores prevé en el campus universitario. Una de las iniciativas que se estudia en la zona es dar espacio a empresas de toda España "para convertirlo en un polo de innovación económica", en palabras de Tabares. También quieren habilitar una zona para que se instalen oenegés.

Paralelamente a los proyectos de innovación y habitabilidad, el Ministerio de Cultura tiene especial interés en recuperar alguna de las galerías de la instalación minera. Por ese motivo se va a realizar un proyecto de espeleología con el que se determinará si el nivel freático no ha subido en la zona tanto como para impedir el acceso a algún corredor de las minas del Calerizo.

El edil reconoce que una de las claves del proyecto es que la ciudadanía lo considere suyo. Por eso se pondrán en marcha foros de debate para que los ciudadanos propongan posibles usos a los edificios.