Desde el pasado lunes Carmen Hernández y Fernando Jiménez no pueden colocar la terraza (con 10 mesas) de su establecimiento de la avenida de Portugal, según dictamina una orden del Ayuntamiento de Cáceres. Y ayer a las 9.00 horas agentes de la policía local retiraron la plataforma en la que se encontraba la misma, ya que ocupaba tres aparcamientos de la zona azul de la vía. Sin embargo, tal y como aseguran y corroboran los documentos que presentaron en este diario, el gabinete técnico de la policía tras estudiar el caso dio luz verde el 6 de mayo a que en El Olivar del Púa , como se llama el establecimiento, se instalara una terraza. Ahora, tres meses después les ordena, de nuevo por escrito, retirarla.

El documento que les prohibe sacar las mesas a la calle se basa en que "no tienen la licencia definitiva de terraza" y en que la Comisión de Movilidad Urbana dictaminó que esa calle no se podía utilizar para este uso. "No tiene sentido ni una cosa ni otra. Nos dan la licencia y luego nos la quitan y además se basan en que no quieren que haya terrazas en esa zona cuando existen otras dos más --se refiere a El Fogón de Antonio y a El Retorno --" explicó indignada la dueña, Carmen Hernández.

Asegura haberse sentido como una "delincuente" porque cada día acudía al bar al menos una pareja de policías alertando de la situación: "han llegado a venir hasta diez de una vez. Nos amenazaban con que la tenían que quitar pero no tenían una orden. No han parado hasta que lo han conseguido", recalcó la propietaria, que denunció por este motivo el 19 de mayo al jefe de la policía local por "acoso policial".

Ayer fue imposible localizar al responsable policial por encontrarse de vacaciones pero el alcalde en funciones, Cipriano Madejón, ratificó la orden de retirada de la terraza basándose en que la primera licencia que ellos recibieron era provisional y no definitiva: "al principio se les permitió montarla provisionalmente pero al estudiarlo de nuevo se ha desestimado esa postura. A día de hoy no tienen licencia de terraza por eso se les ha retirado. Lo demás son juicios de valor", afirmó.

Tras quitar las diez mesas de la terraza los dueños del establecimiento se ven en la obligación de despedir a al menos tres de los seis empleados. Todo esto ha llevado a Carmen Hernández, la propietaria, a caer en un estado depresivo: "ella está en casa. No quiere salir. Estamos decepcionados porque con estas maneras se te quitan las ganas de todo. Más aún cuando han decidido retirarnos la terraza en pleno verano. ¿Cómo sobrevivimos sin ella si ahora dentro del bar no entra nadie?", dijo su marido y también dueño, Fernando Jiménez.