Había salido del trabajo un poco antes. Llevaba todo el día dándole vueltas a la idea eje de una campaña publicitaria que aparecería en todos los medios de comunicación. El tema era un poco complejo y el cliente también. Es curioso que los clientes siempre influyan en la creatividad cuando en realidad la publicidad va dirigida a un público concreto. Iba por el parque caminando y pensando, un antiguo compañero de colegio me llamó la atención y no le hice ni caso. Al finalizar el paseo, me encontré con mi amigo Fernando.

--¿Dónde vas mi niño? Vas elegante como siempre-- me dijo con su característico toque cariñoso, mientras me daba un abrazo.

--La verdad es que he salido sin rumbo, tal vez para despejarme. ¡Cuánto tiempo hace que no te veo!

--Me tienes que dar la entrada-

Estaba en tal burbuja que no me acordaba que al día siguiente íbamos a Madrid a un concierto de Robbie Williams que yo había comprado las entradas por internet y que Fernando se iba antes en tren.

--Sí hombre ¿qué pasa?, ¿no te crees todavía que tenga las entradas?

--Es que yo quiero ir tranquilamente, sin prisas. Os espero en el asiento. Porque, ¿serán numeradas, verdad?

Mientras Fernando blandía un cigarro, me estuvo contando que en la Filmoteca de Extremadura había un encuentro hispano-portugués y que iban a hablar de coproducciones en el cine.

--Es un tema realmente interesante ¿Tienes algo que hacer? Podíamos ir. Además proyectan después Capitanes de abril . ¿No la has visto? Es la que dirigió María de Medeiros. Yo la vi en el Festival de Valladolid. La de la Revolución de los Claveles. Me trae muchos recuerdos-

--Yo era muy pequeño, Fernando. La revolución portuguesa nos pilló a toda la familia en Elvas comprando toallas. Empezaron a entrar tanquetas por las calles. Por megafonía nos avisaron a todos los españoles que debíamos de salir por Caya hacia Badajoz, en breve tiempo cerrarían la frontera- Ahora que lo dices, algo he leído esta mañana en el periódico- No me importaría ir.

--Vamos- Espera un momento que compre un paquete de tabaco en el estanco.

Mientras compraba un paquete de Camel, cosa rara en él que siempre había devorado Dunhill Internacional, seguimos hablando y hablando. Hasta tal punto que tuvo que salir el estanquero a llevarle el paquete, porque lo había pagado y no retirado.

Bajamos la calle San Pedro hacia la plaza de San Juan, confieso que con mi zancada lo llevaba a carajo sacado. Mientras él fumaba, no parábamos de hablar de coproducciones.

--Fíjate, Fernando, con lo cerca que estamos de Portugal y siempre les hemos dado la espalda y ellos nos han saltado. Si nos aliáramos podríamos ser un poco más fuertes.

--Se han hecho bastantes coproducciones, pero no han funcionado bien. Es más, creo que funcionan mejor las nuestras allí que las suyas aquí.

--Siempre he creído que ellos nos entienden mejor. Tal vez, porque son más cosmopolitas.

--El cine europeo, si de verdad quiere competir con el americano, debe utilizar estos pactos, estas alianzas. Existe un acuerdo por el que las coproducciones se benefician de la doble o múltiple nacionalidad.

--Claro, así se pueden aprovechar las leyes de exhibición de cada país.

--Ya, ¿pero sabes lo que pasa? que suelen ser producciones más potentes, con lo cual si hay muchos países, también intervienen más grupos financieros, más televisiones, más políticos- en fin, se retrasa enormemente el comienzo.

--Además, se tienen que decantar por un idioma. Y luego traducir a las otras lenguas.

--Las coproducciones siempre tienen un noséqué que las hace debilitarse.

--Son como torres de Babel.

--Siempre hay excepciones, claro está. Fíjate si no en las películas de Sergio Leone.

--¿Los spaguetis?

--La muerte tenía un precio o El bueno, el feo y el malo fueron coproducciones europeas que llegaron lejos e incluso han perdurado con cierto beneplácito de la crítica.

--Es cierto, se consideran ahora mejores películas que entonces.

--Javierito , tú eres muy joven, pero seguro que no olvidarás que muchas de las películas de la época de Carmen Sevilla se hacían de esta forma. Se recurría a esta fórmula para emparejarla con algún galán: a Raf Vallone en La venganza de Juan Antonio Bardem, una película hispano-italiana, o a Jorge Negrete, varias veces, que abrió la senda hispanoamericana.

--Eso es de la época de Franco ¿Qué pasa? ¿qué el ministro de Exteriores se dedicaba a emparejarla?

--No es así de rotundo, pero por ahí iban los tiros- ¿sabrás que Imperio Argentina y su marido, Florián Rey, aceptaron una invitación de Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, para la UFA, la productora de cine nazi? Rodaron en 1938 en Alemamia, Carmen la de Triana . Por esta época Imperio trabajó en Italia en Tosca , cuyo rodaje lo inició el gran Jean Renoir-

--Pero, ¡sí ya hemos llegado!

Y así fue, es y será este incansable conversador, este engullidor de la cultura, este espectador ideal, este creador de lo sublime --como cantó Gato Pérez--:

Ebrios de soledadlos amigos de siemprese alejan y se pierdenpara volverse a encontrar,en el mismo lugaren sublime armoníacompartiendo emocionesen posición vertical .*Fernando Turégano, crítico de cine y asesor de la Filmoteca, falleció el martes en Bruselas a los 75 años Hoy recibirá sepultura tras el funeral que se oficiará en la parroquia cacereña de San Juan. Este artículo es un extracto del texto de Javier Remedios ´El cine que nos une´. Agora 2003. Editado por el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas.