"Hemos sufrido un incendio pero estamos vivos y el viernes podré hacer el baile de fin de curso". Luis María Criado tiene cinco años y espera ansioso la llegada del viernes para hacer reír a su madre mientras baila La Macarena en la fiesta de fin de curso. Aunque ya no podrá ensayar cada día en su casa de la calle María Auxiliadora (en El Rodeo), donde ha vivido durante tres años, porque el pasado 6 de junio un incendio originado en un enchufe lo redujo todo a cenizas. "Lo hemos perdido todo: ropa, muebles, comida, juguetes, recuerdos,... Todo, todo estaba allí", se resigna Luis Criado, su padre, al recordar el suceso. En la casa vivían él, su mujer Sonia Tapia, y sus dos hijos: Luis María y Carlos, de cinco y tres años. Llevan dos años en paro y sobrevivían por los pequeños trabajos que le salían a Luis, por eso no tenían ahorros en el banco. Todo lo que ganaba lo guardaba en casa, en un pequeño despacho donde se originó el fuego.

"Recuerdo despertarme de madrugada, abrí la puerta de la habitación y vi el pasillo lleno de humo. Me puse nervioso, no lograba encontrar de dónde procedía. Abrí la puerta de mi despacho y el fuego era inmenso", explica Luis a este diario mientras recorre desolado la que fue su casa. Tras descubrir las llamas corrió a por sus hijos y a por su mujer y los sacó fuera, pero no le dio tiempo de salvar el dinero, las llamas ya lo habían consumido.

"Lo más importante es que salvé a mi familia. Pero no fue suficiente, no pude salvar nuestro futuro y ahora no tenemos nada. Gracias a mi madre que nos ha acogido porque no tenemos para comer", dice mientras su mujer, sentada frente a él, no consigue controlar sus lágrimas. Ella tiene pánico de volver a entrar en su casa: "ver la habitación de los pequeños con los juguetes derretidos, sus fotos quemadas, su ropita inservible y sus libros del cole completamente quemados. Es una sensación terrible. Ellos no paran de preguntar mamá, ¿cuándo podemos volver a dormir en nuestra camita? Se te parte el alma porque no sabemos si tendrán otra cama", asegura Sonia Tapia.

Desesperados, esta familia ha empapelado los edificios de su barrio pidiendo ayuda a través de una cuenta de Caja Madrid: 2038-4600-68-4500133333. "No me da vergüenza pedir dinero porque no estoy mendigando. Solo quiero trabajar y darle una vida a mis hijos", explica Luis mientras agradece de corazón la ayuda de sus vecinos, que desde el primer momento les dejaron ropa para los pequeños y para ellos. De hecho, ninguno de los trajes con los que recibieron a EL PERIODICO era suyo. "Estamos muy agradecidos a toda la gente. Nos están ayudando en todo, porque este incendio se ha llevado nuestro pasado y nuestro futuro".