El ganadero cacereño que dejó morir de hambre y sed a varios de sus caballos no podrá ejercer su profesión en cuatro años y medio. La inhabilitación por dicho periodo de tiempo para el ejercicio de ninguna profesión, oficio o comercio relacionado con la ganadería es una de las penas que se ha impuesto a Antonio R. M. por los delitos de maltrato animal grave de los que ha sido declarado culpable.

En total se le ha declarado autor de tres delitos y tres faltas de maltrato animal, imponiéndole por los tres delitos, además de la inhabilitación para el ejercicio de la profesión, una pena de año y medio de prisión (seis meses por cada uno de los tres delitos); y por las tres faltas una multa de 920 euros (multa de un mes a razón de 10 euros diarios por cada falta).

Aunque el ganadero ahora condenado tiene antecedentes penales (le consta una condena judicial del 2010 además de numerosas sanciones administrativas), no ingresará en la cárcel, ya que la pena de prisión se ha sustituido por una multa de 3 años a razón de 10 euros diario (10.950 euros en total).

Así pues, el abandono al que Antonio R. M. sometió a sus caballos, llegando a provocar la muerte de al menos cuatro de ellos, le ha supuesto el no poder ejercer su profesión en cuatro años y medio, por orden judicial, y tener que pagar 11.870 euros en multas.

Son las condenas que le impondrá el magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 de la ciudad, donde para las 09.30 horas de ayer estaba señalado el juicio contra Antonio R. M., pero que no llegó a celebrarse al haber llegado su defensa a un acuerdo sobre las penas a imponer con el Ministerio Fiscal, que inicialmente solicitaba una condena para el acusado de 3 años de prisión y tres de inhabilitación.

ABANDONO PROBADO Antonio R. M., un conocido ganadero cacereño que se dedica a comerciar con caballos y tiene una parcela en el Polígono Ganadero de la ciudad, no ha sido condenado por un solo hecho, sino por varios ocurridos entre los años 2009 y 2010, casos que se fueron denunciando por separado y que la fiscal delegada de Medio Ambiente unió en una sola causa judicial durante la instrucción.

Entre los hechos por los que ha sido condenado figuran, como así se recoge en el escrito fiscal de acusación, que en septiembre del 2009 tuvo a sus caballos sin comida ni bebida hasta que se denunció el hecho y los animales fueron auxiliados, 12 aún vivos aunque en muy mal estado, y uno ya cadáver; y que poco después, en la misma parcela, se encontró otro caballo muerto de hambre y sed, junto a otros que tenían tanta necesidad de comer que llegaron a ingerir sus propios excrementos.

También que en julio del 2010 se encontraron tres caballos de su propiedad en mal estado dentro de una finca que no era suya; que en noviembre del 2010 murió dentro de su parcela otro caballo que fue comido, en parte, por perros; y que en febrero del 2011 la policía local tuvo que salvar a otro caballo de su propiedad que se había quedado enredado en una alambrada de espinos.