En su anterior destino en Ceuta, Esteban Suárez, director de la cárcel de Cáceres, conoció bien la importancia de la pastoral. "En un centro donde los internos que profesaban la religión católica eran mínimos, también trabajaban", explica. Suárez asegura que el trabajo del grupo cacereño "es satisfactorio en todos los sentidos" porque, dice, "aun con las connotaciones religiosas de su actividad tratan de que los internos encuentren unos valores cristianos que son comunes al resto de los ciudadanos como el respeto al prójimo".

El reconocimiento del máximo responsable del centro se hace mayor por el tiempo que los voluntarios emplean en la atención a los internos. "Es una labor activa. Colaboran en las misas que ahora se distribuyen en dos grupos los sábados y domingos porque cada vez viene más gente", subraya.

Pero la vocación religiosa de la tarea de la pastoral va más allá y es también útil para el trabajo de seguimiento en la cárcel. El director hace hincapié en la acogida de los internos que salen de permiso y en la ausencia de problemas. "Aunque nuestro informe sea favorable, el juez de vigilancia penitenciaria pone la condición de que alguien les tutele. La pastoral hace ahí una labor muy importante", asegura.