«Sé que mi alma es lo que tengo que alimentar. Soy lo bastante mayor para entender que la risa es la auténtica revolución». Con esta determinada revelación de Erica Jong inaugura Elisa Blázquez su primera novela. La periodista presenta ‘La mujer que se casó consigo misma’ (Diputación de Badajoz, 2017).

Un vestido de novia cuelga del patio de las columnas del Ateneo. 26 sillas rodean el espacio, una por cada capítulo del libro y por cada amiga que para la sorpresa de la escritora recitará algún pasaje durante la performance que prepara Marce Solís. Todo queda listo horas antes para que este pasado viernes el escrito de Elisa vea la luz. En este breve periodo de stand-by antes de presentar el trabajo, la periodista atiende a EL PERIÓDICO EXTREMADURA. «Veía que el formato de presentación sentado en una mesa no iba conmigo», concluye.

La historia narra la realidad de «una mujer que se divorcia pasados los cincuenta y encuentra que esta etapa de ‘neosoltera’ es mucho mejor de lo que esperaba». La escritora lo define como «un canto a la libertada y a la alegría en tiempos difíciles». Asume que no es un relato autobiográfico a pesar de la reseña en la contraportada sobre el «sospechoso» parecido entre la edad y el grupo de amigas de la protagonista y la autora. Blázquez añade que «el libro resume la vida de muchas mujeres en una». «Es imposible que a una sola le hubieran pasado tantas cosas», apostilla entre risas.

Todo comenzó en internet como tantas cosas ahora. Elisa comparte un grupo de amigas, se apodan ‘Las san viernes’. Se ven con frecuencia y lo asumen como un espacio de sororidad. «Cuando una está triste, nos apoyamos y cuando es feliz, compartimos las alegrías», recalca. De eso justo habla el libro. Del empoderamiento que genera el apoyo. Entre quedadas, nacieron unos relatos breves que la autora compartió en Facebook. Los posts recibieron una reciprocidad que no esperaba y ahí la figura de José María Pagador entró a escena. No pararía en su insistencia hasta tener el libro que Elisa se había propuesto escribir en Venecia, pero que, aunque la literatura siempre es universal, finalmente nació en España.

Acostumbrada a la brevedad y la inmediatez de la televisión, ha trabajado más de 20 años en TVE, confiesa que el ejercicio para dar forma al relato con «uniformidad» y «sentido» ha sido una tarea ardua. «Yo escribía textos cortos para mí cuando trabajaba en la tele que solo leía yo, no tiene nada que ver», recuerda. Tras el complejo trabajo de corrección, luce la portada de Javier Remedios y un trabajo dedicado a Pagador, a las San Viernes y a su hija. La novela no está a la venta, pero los interesados en adquirirla pueden dejar un donativo voluntario que irá destinado a la plataforma Refugiados Extremadura, colectivo con el que la periodista colabora con frecuencia.

Así, entre activismo y reivindicación continua, el Ateneo recibe la peculiaridad del acto de presentación y Elisa traza una conclusión: «La mejor etapa de la vida es la madurez, la alegría llega en cualquier momento y edad».