Además de Marta, la mujer encargada de la limpieza y de cocinar para el obispo, Francisco Cerro cuenta con un secretario personal responsable de llevarle la agenda. "El no quería traer un sacerdote porque no abundan. Hay siete voluntarios para ejercer este cargo y nos vamos turnando", descubre Faustino Muñoz, que lo desempeñó solo durante cuatro años. Faustino acompaña al obispo en sus salidas y programa sus citas diarias. "Don Francisco se reúne todos los días con un vicario o delegados diocesanos; tiene una media de cuatro-cinco actividades diarias", apunta Faustino, que atiende también a las personas que se acercan al Palacio Episcopal, tanto si tienen cita previa como si no, y es el responsable de que la capilla, el cuarto de invitados y la sala de juntas estén en condiciones para hacer uso de ellas.