Le gustan los zapatos extravagantes, las medias excéntricas, detesta las poses y adora las artes. Es obrera, periodista, viajera, creativa... Ni reina ni reinona, más bien emperatriz de un universo que Elisa Blázquez siempre convierte en único.

--Han pasado 16 años y seguimos juntos en el camino...

--Esta profesión que compartimos es maravillosa. Nos permite estar en todas las salsas sin necesidad de ser un ingrediente.

--Usted igual de arrolladora y yo con algunas canas...

--Los hombres con canas incipientes son más distinguidos y sexis.

--Me cautivó su capacidad para ser madre, esposa, trabajadora, mujer global en un tiempo donde la Ley de Conciliación ni siquiera era una quimera...

--Es cierto. Eran unos momentos muy duros para las mujeres que trabajábamos. Recuerdo que a las tres de la tarde yo estaba en una rueda de prensa con Ibarra, y a las cinco, dos horas después, nacía mi hija. A los 20 días estaba trabajando porque en aquella época tenía un contrato, no sé ni como calificarlo de lo malo que era, y día que no trabajaba, día que no cobraba.

--Y me gustaron sus medias...

--En un mercadillo de Londres descubrí las medias excéntricas y dije, esto es lo ideal para mí.

--Y sus zapatos...

--No sé que pensaría un psicoanalista de esta pregunta (carcajadas), aunque la respuesta es muy sencilla. No soporto los tacones. Pero como sigo ese aforismo de que si no puedes ser elegante sé al menos extravagante, decidí que ya que no podía llevar taconazos iba a comprarme zapatos divertidos.

--Y su ¡¡¡¡¡¡escote!!!!

--Lo descubrí muy tarde. Yo era de esas modernas que en su juventud quemó simbólicamente el sujetador porque lo considerábamos una prenda de opresión de la feminidad. Tiempo después se me apareció San Wonderbra y me hice devota, y me dije: hay ciertas opresiones que están estupendas . Curiosamente, desde entonces ha habido muchas veces que he tenido que decir eso de Por favor, mírame a los ojos .

--Porque usted, Elisa, ¿no es un poco Liza Minnelli?

--Excepto por su inclinación a empinar el codo, ya me gustaría ser como ella. Me encantaría cantar bien, me haría superfeliz. Cantaría por las noches en bares de esos llenos de humo letras desgarradoras, por supuesto con un vestido impresionante, a ser posible de lentejuelas, pero... tal y como canto es un sueño que no voy a poder cumplir.

--Con ese dosel de su cama, que es ¡tan Memorias de Africa !

--Lo del dosel está bien. Lo cierras en torno a tí y te sumerges en una nube de dos metros cuadrados en la que todo puede pasar.

-- Almodovopicassiana ...

--¡Oh, Picasso... no! Estoy muy contenta de no haberle conocido porque era un poco cabrón, sobre todo con las mujeres. Pero con Almodóvar comparto esa idea de que en el mayor de los dramas siempre puede haber un puntito de humor, o de ternura, o de esperanza.

--¿Romántica, sensible?

--Fría pero entrañable, como dice mi pareja. Sensible es una palabra que está muy sobrevalorada, soy sensible para las cosas que realmente merecen la pena.

--¡¡¡¡¡¡Picantona!!!!!!

--Golosa...

--¿Reina o reinona?

--Emperatriz. El titulo me lo dio Marce Solís. Cuando el atentado a las Torres Gemelas yo estaba en EEUU y durante unos días trabajé para mi empresa. Luego mandaron a Letizia Ortiz y se acabó. Tiempo después, al anunciarse el compromiso real, Marce dijo: ¡Aaaaaah... pues si ella va a ser reina... tú emperatriz que llegaste antes!

--Por supuesto glamourosa...

--Yo misma me corto el pelo, soy antimarca y compro la mayoría de mi ropa en el mercadillo, pero luego soy capaz de matricularme en Crítica Literaria porque me encanta el nombre, suena superneoyorkino.

--Le gusta gustar...

--Solo lo justo. Ser muy guapa solo sirve para atraer a hombres que te interesan un pimiento.

--A la que no le gusta la pose...

--No. Son incómodas, aburridas, es mejor cambiar de postura.

--Obrera...

--Sí. Síííííí. Y miembro orgulloso del colectivo Artistas y Obreros del Mundo, que pretende arrancar el arte de las personas que se creen que el arte es suyo. Democratizarlo, desacralizarlo...

--Elisa, ¿por qué la mujer es sublime y redonda en sus abrazos y los hombres siempre nos quedamos a mitad de camino?

--Siglos de diferenciación entre el macho proveedor y la hembra cuidadora han marcado estrictamente esos papeles. Espero que el hombre se aproveche de la situación y vaya hacia lo femenino.

--¿Me dedica un titular?

--No le voy a dedicar un titular, le voy a hacer una pregunta: ¿por qué en sus entrevistas hay más mujeres que hombres?

--Porque las mujeres son más libres y me gustan más...

--A mí también, ¡para ciertas cosas, eh! (carcajadas). Hay otras para las que un hombre es absolutamente indispensable.