El 15 de enero pasado la Iglesia Católica celebró la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, jornada que pretende la sensibilización de este problema tan real, y ante el cual parece que nos faltan soluciones. La Iglesia en Extremadura organizó una jornada de convivencia en la capital autonómica, donde se juntaron un buen número de migrantes que viven en nuestra región, tuvieron una jornada festiva en la que recordaron su lugar de nacimiento y analizaron su situación en el país de acogida.

El lema de la jornada de este año, por expreso deseo del Papa Francisco, ha sido «Menores migrantes vulnerables y sin voz. Reto y esperanza», se ha centrado la reflexión en la realidad de los más pequeños que, sin duda, sufren este drama de una forma más terrible, son los que se conocen como migrantes invisibles.

Hace más de un año la policía europea alertaba que al menos diez mil niños refugiados habían desaparecido en Europa. En España más de trescientos se encentraban en paradero desconocido. Lamentablemente esta realidad, se difumina en la opinión pública por el interés en otros asuntos, suponemos que mas importantes al que el hoy nos ocupa.

«María con 15 años fue traída a España engañada desde Bucarest. Su destino ejercer la prostitución en burdeles de los alrededores de Madrid. Manifiesta su deseo de que ha sido engañada y quiere volver. Maltratos físicos y psíquicos indescriptibles, golpes, amenazas… La policía la libera después de descubrir el piso donde estaba. Diagnóstico actual: trastorno grave de personalidad».

Joaquín Sánchez-Covisa, es el fiscal de extranjería, que coordina a todos los fiscales en la lucha contra las distintas formas de trata, su conclusión es clara: «se avanza en el combate contra las mafias, pero, por desgracia, esto nunca tendrá fin. A unos depredadores les siguen otros».

Destaca la gravedad de la llegada en el año 2015 de 414 menores extranjeros no acompañados, solos, sin la «ayuda» de alguien que vele por ellos, el dato supone un aumento de 86% con respecto a 2014, casi todos provienen de Argelia o de Marruecos. Y Advierte que eso es solo la punta del iceberg, ya que no hay datos fiables de todos los que pasan la frontera ocultos en vehículos de motor o por otras vías. Habrá que regular lo que haya que regular, pero no me digáis que podemos ignorar la realidad. Si lo hacemos, seremos cómplices de los malos.