Llegaron... y triunfaron. La Comparsa ‘La cajita saltarina’ es un buen ejemplo de esas familias entuasiastas que forman el auténtico motor del Carnaval cacereño, que están rescatando la fiesta a base de esfuerzo y fines de semana dedicados a costura y coreografías. El grupo nació hace tres años en torno a varias madres y alumnos del colegio Prácticas. Hoy son medio centenar de miembros ya entregados al próximo Carnaval.

Alicientes no les faltan. En la última edición, cuando todavía eran unos ‘recién llegados’, lograron alzarse con el primer premio por su singular disfraz de pavo real. «Lo hacemos por divertirnos, nos gusta, somos muy cupleteras (risas) y a los niños les encanta ir bailando en el desfile. Si además nos dan un premio, bienvenido sea», explica Fani Boticario, de 35 años, impulsora de la comparsa.

Este año llevarán un disfraz aún más elaborado que confeccionan desde octubre, al que dedican hasta diez horas los fines de semana. También trabajan ya en las coreografías. «Merece la pena, lo pasamos muy bien», revelan.