El empresario del restaurante también estudia junto con el ayuntamiento la instalación de un dispositivo que amortigüe los ruidos producidos por el local, que dispone de numerosas mesas en la terraza exterior. "Queremos colocar algún tipo de placa o barrera especial para no molestar a los vecinos", explicó ayer Adolfo Maestre.

No obstante, el propietario asegura que las molestias generadas por el restaurante son las menores posibles, "no tenemos ni música", señala. Maestre afirma que "se trata del ruido de las conversaciones de los clientes, alguna risa, un niño que chilla o la caída de un cubierto, pero aun así estamos dispuestos a tomar medidas".