De Zaragoza a Alicante, de Alicante a Cáceres o Salou, de Cáceres a Plasencia, de Plasencia a La Coruña... Las chicas y chicos que se prostituían en esta supuesta red de pisos prostíbulos por varias ciudades españolas pasaban como mucho 21 o 22 días en cada "plaza" para que "los clientes vieran caras nuevas", declaró Jessica, uno de los travestis. "En España la prostitución es así", corroboró Joaninha, otro transexual.

"Nos prostituíamos en el piso y compartíamos los gastos de la vivienda, la limpieza, la cocina. Poníamos anuncios en los periódicos y cada una pagaba su anuncio. Cada una tenía su móvil y se encargaba de concertar sus citas", declaró Amanda, otro de los travesti.

Traslado

Los tres se prostituía en Alicante. Amanda era supuestamente la que dirigía el negocio en esta ciudad. Ella lo negó, como que fuera idea suya trasladar a las dos chicas brasileñas, denunciantes de la trama, a Cáceres, opción que supuestamente partió de otra de las prostitutas y testigo protegido que conocía a Javier David C. R. y su negocio.

¿Y por qué a Cáceres? "Porque en Alicante el trabajo estaba flojo y en Cáceres se trabajaba más". Los brasileños (Alicante) negaron tener relación con los venezolanos (Cáceres y La Coruña), aunque el funcionamiento de los pisos, al menos los de los cacereños y alicantinos era muy similar. Se anunciaban en periódicos locales, daban un móvil de contacto y así concertaban las citas con sus clientes.

Tanto Jessica como Amanda argumentaron que las prostitutas les denunciaron tras sostener por teléfono una discusión, cuando ellas ya estaban en Cáceres, al reclamarles 600 que les debían por el alquiler de Alicante y dinero prestado para el viaje a Cáceres. "Le dije que si no pagaba iba a colgar su fotos de internet y ella me respondió que tenía un cliente que era policía y que si les denunciaba iba a conseguir los papeles para España", relató Jessica. Las dos testigos han obtenido la nacionalidad española.