Ha vivido la feria desde todos los puntos de vista. José Mostazo, cacereño y conocido hostelero de la ciudad (gestiona un bar en la plaza y otro en la Madrila) recorría de pequeño las calles del recinto ferial junto a sus padres, ahora la vive detrás de la barra, dirigiendo la caseta El Capote, con la que espera poner su granito de arena ofreciendo alegría a los cacereños.

--¿Cómo es vivir una feria trabajando?

--Ahora ya lo veo desde otra perspectiva. Trabajar en la feria es muy cansado, pero merece la pena, sobre todo a nivel hostelero.

--¿A cuántas personas emplea?

--Trabajamos 52 personas entre los cinco días. En la feria se pueden llegar a vender más de 45.000 copas.

--¿Qué recuerdos tiene de pequeño de la feria de Cáceres?

--Muy alegres. Recuerdo ir a comer con mis padres el pollo, lo que más me gustaba, y montar en los cacharritos con los amigos.

--¿Cuál era la atracción que más le gustaba de niño?

--El barco vikingo. De mayor he vuelto a montar una vez con los amigos, pero me mareé tanto que no he vuelto.

--¿Qué ofrecerá a los cacereños en su caseta?

--Tenemos tres módulos. Hemos tardado ocho días en montarla. Habrá tapeo gratuito y comidas todos los días desde las 13.30 horas. También cócteles, mojitos preparados y unas instalaciones muy cómodas. Además habrá animación caribeña todos los días --comenzará desde mediodía-- y por las noches música con los djs con los que solemos trabajar en la noche cacereña. Estamos para el disfrute de la gente porque la feria es eso, el momento más alegre de la ciudad.