El Juzgado de Instrucción número 3, que investiga el caso de las más de 40 pintadas realizadas en establecimientos comerciales de la ciudad en noviembre pasado, ha encargado un estudio grafológico de las mismas. Por estos hechos la policía detuvo a dos jóvenes cacereños de 18 años como los presuntos autores que, al parecer, reconocieron ser responsables de algunas de ellas. Es por ello por lo que se ha requerido a la policía científica que haga una evaluación para determinar si las pintadas de las que no se han reconocido autores tienen la misma grafía que las suyas, y saber así cuántos delitos de daños se les pueden imputar.

Así lo indicó a EL PERIODICO el abogado Pedro Rosado, que representa a la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca) en el proceso judicial que por estos hechos se sigue en el Juzgado de Instrucción número 3 de la ciudad, en el que la citada asociación se ha personado como acusación particular "en defensa de los distintos empresarios que se vieron afectados por estas numerosas pintadas".

La intención de Aeca es pedir para los autores un castigo ejemplar, si no puede ser la prisión, al menos una multa elevada.

"Estos artistas, si es que se les puede llamar así, tienen que saber que lo que hacen no sale gratis, que cometen un delito de daños". Por ello, si al final este caso llega a juicio, "nosotros en nuestro escrito de conclusiones si no podemos pedir prisión, porque el delito de daños está castigado con una multa de 6 a 24 meses, pediremos la máxima, además lógicamente del pago de los daños, que irá en función de los que se pueda demostrar que ellos han causado".

Para los empresarios del comercio "ya va siendo hora de que si aquí no hay unos graffiteros realmente artistas, sino vándalos, se actúe con contundencia contra ellos. Debe haber un castigo ejemplar, y por eso nos hemos personado en el juzgado", insistió Rosado.

DAÑOS CUANTIOSOS Los hechos que en este proceso investiga el Juzgado número 3 ocurrieron en noviembre pasado, cuando escaparates y fachadas de casi medio centenar de comercios de las calles Pintores, Moret, Paneras y las avenidas de España y Antonio Hurtado se vieron afectadas por pintadas con ácido.

"El hacer las pintadas con ácido demuestra que la única intención es dejarlos inservibles, por lo que los daños son cuantiosos, ya que obliga al cambio de los escaparates dañados, que al ser blindados tienen un coste cada uno de entre 900 y 2.500 euros, y además las compañías de seguros no se hacen cargo de ello. Es muy grave y se debe responder con contundencia".