El gas presenta un doble riesgo: es inflamable y su inhalación es tóxica. Por ello, los expertos advierten que se debe ser muy cuidadoso en su uso, "pues está comprobado que la mayoría de los accidentes por gas están asociados a descuidos por parte de los propios afectados". Por ello, indican, en primer lugar, que las precauciones se deben enfocar a evitar que se produzcan fugas en lugares cerrados, así como al uso de artefactos de gas en lugares en los que no se cuenta con suficiente ventilación.

Para evitar fugas se recomienda que al menos una vez al año un instalador autorizado realice un mantenimiento de las instalaciones interiores y los artefactos de gas; tener cuidado con la conexión del regulador a un cilindro de gas, verificando si este procedimiento fue correctamente realizado; y nunca usar herramientas filosas, como cuchillos o tijeras, para retirar el sello de seguridad.

En caso de detectar olor a gas, se aconseja abrir de inmediato todas las puertas y ventanas; no encender la luz ni ningún aparato eléctrico, ni realizar llamadas telefónicas; y tras haber ventilado el recinto, "no buscar la fuga con un fósforo, sino con una mezcla de agua y jabón, aplicándola con un pincel, esponja o brocha en los lugares donde se crea que puede estar la fuga, pues así la fuga de gas producirá burbujas".

Sobre el uso de aparatos de gas, las recomendaciones se centran en fijarse que la llama muestre un color azul, sin rastros amarillentos ni crepitaciones (chispas); evitar su uso en lugares sin ventilación; y en lo posible no ubicarlos en el baño, y si no se pueden trasladar tener abierta la ventana o habilitar una rendija para permitir la entrada de aire del exterior.