El mal de la piedra es una patología de la roca que la convierte en arcilla, y que se ha incrementado en los últimos años por la incidencia de agentes ambientales como el tráfico y la contaminación, según el arquitecto Luis González.

En Cáceres fue detectada a mediados de los 80. Afecta a recintos como Santa María, San Francisco, Santiago y San Mateo, todos de sillería (granito), material con el que se construían los monumentos más ricos.

El granito era extraído de las canteras del entorno. Las portadas y los elementos labrados son los más afectados por el mal de la piedra porque para ellos se empleaban bloques blandos.