El Comité Antisida de Extremadura pone en marcha por sexto año consecutivo en Cáceres un proyecto pionero en la región que permite la acogida en un piso tutelado a enfermos de sida, seropositivos, drogodependientes en proceso de rehabilitación y reclusos en libertad condicional, principalmente. Este programa de inserción sociolaboral está financiado con 78.000 euros al año por el ayuntamiento cacereño, las diputaciones de Cáceres y de Badajoz y la Consejería de Bienestar Social.

Maribel Alvarez, coordinadora del programa, explica que durante el año 2004 recibieron atención una docena de usuarios de un total de 17 solicitudes. En la actualidad, cuatro beneficiarios ocupan el piso tutelado con capacidad para seis plazas. El comité, que corre con todos los gastos, prefiere no dar apenas detalles sobre la situación del inmueble, del que sólo dice que "está en el casco urbano de Cáceres". Maribel Alvarez justifica este anonimato "porque no todos los vecinos aceptan como vecinos a personas seropositivas", aunque asegura que nunca han tenido problemas "porque el piso siempre ha sido anónimo para que sea de lo más normal".

Esta portavoz indica que los residentes del piso están en la última fase de recuperación y responden al perfil de personas que no consumen drogas. El comité les presta atención médica y psicológica con una plantilla formada por una coordinadora, una psicóloga, una educadora y un monitor interno.

CONDICIONES PREVIAS Los requisitos para poder vivir en un piso tutelado pasan por ser mayor de 18 años, aunque también aceptan a menores con un tutor, personas que no consuman drogas y estén siendo tratadas con metadona y que no tengan patologías psiquiátricas o discapacidades físicas. También atienden a personas en libertad condicional y en cumplimiento alternativo de condenas.

El objetivo final del proyecto es la inserción laboral de sus beneficiarios. "El piso es el último paso para una vida normalizada. Llegan con deshabituación de drogas o metadona controlada. Tratamos de que encuentren un trabajo normalizado y aprendan a independizarse", subraya la coordinadora. La atención se divide en cuatro fases: acogida, preparación para la vida autónoma, inserción y seguimiento tras haberse independizado. "Tienen que seguir viniendo al comité, controlamos las analíticas y las cartillas para no que haya gastos extraños y que la familia siga estando con ellos si ella quiere", añade Alvarez. El tiempo máximo de estancia es de nueve meses aunque este periodo puede prolongarse según el caso.

La vida interna de la casa tiene como base el respeto entre los residentes, que deben asumir todas las tareas domésticas por turnos. Los horarios de comidas están estipulados y es obligatorio registrar en un libro la duración de las salidas y el motivo. Los fines de semana tienen como tope las doce y a diario las 23 horas, aunque las normas son flexibles dependiendo de las obligaciones laborales o de otro tipo.

La coordinadora del piso se muestra satisfecha con los resultados del programa y asegura que el nivel de éxito "es bastante alto" y los fracasos son menores. La intención del comité es abrir pisos tutelados en otras ciudades extremeñas. "Hace poco un chaval que estuvo con nosotros me agradeció que le hubiéramos salvado la vida. Había encontrado trabajo y pareja. Para otros es muy difícil controlar el consumo de drogas, sobre todo cuando llevan muchos años. No todo el mundo acepta las normas".

En la relación de abandonos del 2004 aparecen como principales motivos el rechazo a las reglas, reincidencia en el consumo de drogas, vuelta con la familia y el hallazgo de trabajo o pareja. Es importante señalar que los beneficiarios del programa son derivados del Cedex (Centros de Drogodependencia Extremeños), cárceles, de comités antisida de otras comunidades, universidad popular, asociaciones de ayuda a drogodependientes o Cáritas. Para dar luz verde al ingreso en el piso tutelado, el comité antisida valora tres informes: médico, social y psicológico.

En el piso tutelado se realizan talleres de habilidades sociales y comunicación, además de salidas en grupo e intercambios con otras asociaciones. El comité hace hincapié en la importancia de que aprendan técnicas de búsqueda de empleo y reciban conocimientos informáticos.

Los usuarios son en su mayoría hombres, con una horquilla de edad muy variada y una problemática relacionada con las drogas. Tienen prioridad las personas seropositivas, aunque se valoran otros problemas de exclusión social como las drogas, dificultades para encontrar trabajo o candidatos al VIH. En la actualidad, de los cuatro beneficiarios, tres son seropositivos y uno ha contraído el sida.