Enrique Hernández, un joven de 20 años, fue elegido el pasado 26 de marzo, en asamblea extraordinaria, presidente del Consejo Local de la Juventud de Cáceres. Se trata este de un órgano formado por 40 asociaciones sin ánimo de lucro, encargado de hacer sentir las inquietudes de los jóvenes en la vida social, cultural y política de la ciudad. Funcionan como interlocutores entre las administraciones públicas y las asociaciones de jóvenes, además de como entidad consultiva, a través de la que investigan y buscan soluciones a los problemas que puedan surgir en la etapa de la juventud.

-- ¿Cómo decides presentarte a las elecciones para formar parte del Consejo Local de la Juventud?

-- Soy voluntario y miembro de asociaciones sin ánimo de lucro desde que era pequeño. En un principio no tienes responsabilidad pero, poco a poco, te vas enganchando hasta que decides llegar donde estamos nosotros. En definitiva estoy aquí porque tengo la intuición de que el hecho de pertenecer a un equipo como este puede ayudarnos a dar un vuelco a la realidad que queremos.

-- Por tus palabras parece que lo que haces forma parte inseparable de tu vida...

-- Es cierto, durante toda mi vida he pertenecido a este mundo y poco a poco me fui dando cuenta de que es la manera más convincente para cambiar las cosas que no me gustan del entorno que me rodea.

-- Uno de vuestros retos es solventar las dificultades de los jóvenes cacereños. ¿Cuáles crees que son sus principales problemas?

-- Son poco participativos y se sienten poco involucrados con el asociacionismo, muchas veces nos toman de manera burlesca como una secta. En Cáceres, como en el resto de España, solo un 20% de los jóvenes implicados en el asociacionismo. Aparte de esto, creo que es un sector que muestra poca confianza en su ciudad y al que le faltan oportunidades en el trabajo o en los estudios.

-- A esa falta de oportunidades habría que añadir la escasez de maneras de ocio juvenil...

-- Sí. De hecho el ocio en este sector es otro de nuestros grandes retos. Estaremos presentes en una mesa del ocio que se va a convocar en breve para aportar nuestras ideas. Además, ahora hay un proyecto elaborado por una asociación en el convento de los franciscanos, donde desde hace seis años se está ejecutando un centro de ocio alternativo para los jóvenes. Lo más curioso de todo es que esta iniciativa no provenga, como debiera, de la administración pública...

-- La falta de participación crees que viene dada porque los jóvenes son poco solidarios...

-- Ese valor existe y la juventud lo tiene, lo que falta es compromiso. De forma pasiva todos somos tolerantes; de de una forma activa, solo ese 20% del que hablaba antes.

-- Muchos jóvenes se marchan fuera de Cáceres a estudiar carreras que oferta la propia Universidad de Extremadura. ¿Por qué crees que lo hacen?

-- Por falta de información. Derecho tiene una fama pésima y sin embargo cuenta con profesores reconocidos a nivel nacional e internacional.

-- Cuentas que los jóvenes son poco participativos, ¿no crees que eso sucede también porque vuestros canales de información no son lo suficientemente fuertes como para daros a conocer a todo vuestro sector?

-- Es cierto. Los que estamos dentro de este mundo nos apasiona lo que hacemos, sin embargo quizá no somos capaces de transmitir esa pasión fuera. De hecho, una de las cuatro actividades que nos hemos planteado de manera reciente es acercar y fomentar el asociacionismo en la población joven a través de los centros educativos.

Trabajar con escolares y jóvenes en un proyecto para que experimenten de primera mano la satisfacción que es hacer cosas por los demás sin aparentemente recibir nada a cambio. O incluso aprovechar la generación tuenti y usar la red social como canal de comunicación con nuestro público.

-- Has hablado de la ley del ocio, y el fomento de asociacionismo como dos de vuestros cuatro restos a corto plazo, ¿cuáles son los otros dos?

-- Uno de ellos es la difusión cultural en cuanto a Cáceres 2016 y la creación de una red, a través de la UE, de intercambio de jóvenes en ciudades europeas parecidas a Cáceres. El otro gran reto es la ampliación del consejo mediante la reforma de estatutos que permita acceder a algunas de las asociaciones que hasta ahora no tienen cabida.