El Colegio Gabriel y Galán fue ayer todo él una fiesta. Sus paredes se vistieron de gala con dibujos y manualidades; las aulas retiraron sus pupitres y material escolar para convertirse en escenarios de las más diversas artes, como el teatro, la danza, la música...; y los niños se ataviaron con camisetas, todas iguales salvo en su color, porque todos ellos son iguales, pese a sus diferentes razas.

No lo dicen los programas que desarrollan, lo dicen ellos mismos. "Nuestro colegio es el mejor, nos enseñan muchas cosas y aquí somos todos iguales, payos, gitanos, quinquilleros", dice Juan Manuel Vázquez, a lo que Yanet Vargas y Angel Montaño añaden: "No importa si somos gitanos o payos, lo importante es llevarnos bien".

Y es que igualdad, respeto, diálogo y encuentro entre culturas son algunos de los valores a los que se están acercando y haciendo suyos a través del arte los escolares de este colegio cacereño, así como de otros cinco de la región --Santa Engracia, Antonio Machado, Gonzalo Encabo, Manuel Pacheco y El Cristo--.

Son los que desde hace años participan en el Proyecto Mus-e, que el Ministerio y la Consejería de Educación, a través de un convenio con la Fundación Internacional Yehudi Menuhin, desarrollan "y que se basa en las artes como vehículo de transformación para la creación de un futuro más justo y solidario", indica Anabel Domínguez, gerente nacional de la Fundación.

El colegio cacereño, que cuenta con un 80% de alumnos de raza gitana, sabe muy bien lo que es hacer llegar todos estos valores a sus chicos, "en los que gracias a este programa es realmente apreciable una mejor actitud y una mejor interrelación", señala su director, Gabriel María Solano.