Cáceres dejará atrás unas instalaciones anticuadas para entrar de lleno en la sanidad del siglo XXI. Y lo hará antes de que finalice el año. Quien acceda por primera vez al nuevo hospital se quedará realmente sorprendido por el interminable sinfín de pasillos, quirófanos, boxes, laboratorios, consultas y salas de espera, por la sucesión de equipamientos tecnológicos de última generación --ya sea en los quirófanos o en las cocinas---, y por la inversión de decenas de millones de euros repartidos por cada estancia. En el año 2006 se puso la primera piedra con la intención de abrirlo en 2009. Lo hará casi una década después. El polémico calvario de estas obras ha condenado a los cacereños a estar constreñidos en dos viejos hospitales, pero al menos el resultado resarcirá a los pacientes y al personal sanitario.

El Periódico EXTREMADURA puede ofrecer un retrato de la mayor obra civil realizada en Cáceres durante el último medio siglo, tras viajar a las entrañas del nuevo hospital aprovechando una visita programada para los colectivos vecinales que vienen demandando un complejo digno. La primera impresión que ofrece esta mole (en la que ya se han invertido más de 70 millones de €) es, curiosamente, la de no estar en un recinto sanitario. La luz natural se desborda por las estancias, los tonos pastel llaman a la serenidad, y los amplios ventanales acaban con cualquier claustrofobia.

SOLEADO y SIN BARRERAS / Responde a un diseño moderno, muy funcional, construido a lo largo y no en altura para reducir al mínimo las barreras arquitectónicas, con amplios pasillos semicirculares y una forma en zig-zag que permite ver el sol y los campos circundantes desde buena parte de las estancias del complejo. La señalética está muy trabajada para permitir un tránsito claro y cómodo por el interior. Los espacios destinados a cada servicio son notablemente más amplios. Algunos ya están listos para recibir pacientes. Otros comenzarán a dotarse de mobiliario en agosto. En un mes también se iniciará la introducción del equipamiento, que se encuentra almacenado o bien pendiente de recepción, pero en todos los casos con los expedientes de compra ya tramitados (hay elementos que se fabrican expresamente para este complejo, dada su singularidad). El nuevo hospital abrirá su primera fase (un 70% del proyecto) a principios de noviembre, o bien en días posteriores, según el anuncio realizado durante la visita por el director gerente del SES, Ceciliano Franco.

Para hacerse una idea de estos 57.000 metros cuadrados ya construidos, hay que caminar durante más de una hora sin detenerse en exceso por los principales espacios. El periplo comienza en la planta semisótano. Solo la nueva cocina ocupa un espacio de 1.500 metros cuadrados dividido en varias salas, todas ellas con una secuencia razonada de las operaciones de trabajo o sistema de ‘marcha adelante’, de modo que la producción avanzará siempre en la misma dirección sin que en ningún momento se crucen los circuitos de limpio y sucio.

Medioambientalmente sostenible, con sistemas de gestión de residuos compactados, esta nueva cocina ha supuesto una inversión en equipamiento de 1,6 millones, a la que hay que sumar 562.000 € de los carros de termalización, un total de 290 equipos y mobiliario especifico que permitirán realizar los menús con total seguridad. Cocineros, pinches, gobernantas y personal de los servicios de Endocrinología, Dietética y Salud Pública ya se están formando para manejar estos equipamientos.

Y es que solo la denominada ‘línea fría’ es siete veces mayor y mejor que la actual del San Pedro de Alcántara, que por ejemplo tiene cabida por completo en la nueva zona de emplatado. Los dos trenes de lavado disponen del doble de capacidad. «Es como pasar de cocinar en una olla vieja a hacerlo en una macro-Thermomix», explicó durante la visita Mónica Dávila, directora de Régimen Económico del Área de Salud de Cáceres y profunda conocedora de las nuevas instalaciones, quien guió la visita junto con el gerente del SES y el director médico del Área de Salud de Cáceres, José Bravo.

URGENCIAS BIEN DOTADAS / Siguiendo por los circuitos interiores, se desemboca en una de las entradas más importantes del hospital, Urgencias, un espacio de referencia por su amplitud (2.000 metros cuadrados) y por su elevada dotación de medios respecto al hospital San Pedro y al Virgen de la Montaña. Aquí el espacio no es problema. Hay distintas salas de espera dependiendo de las personas autorizadas para permanecer en las diferentes áreas, y espacios bien organizados y diáfanos con una secuencia lógica de atención asistencial. Porque el nuevo hospital se ha hecho conociendo ya las necesidades, y no a remolque de ellas. Por ejemplo, hay 4 boxes para paradas cardíacas: 2 en la entrada de Urgencias y el resto junto a Observación. También existe un pequeño quirófano, una sala de curas, un espacio de almacenamiento de medicamentos a través de máquinas expendedoras con control digital, y una zona de Observación que llama la atención por la cantidad de pacientes monitorizados en línea que puede albergar, además de un box de aislamiento y otro más de parada.

El nuevo hospital universitario también ha puesto especial cuidado en las zonas de trabajo. Los médicos disponen de salas de reuniones funcionales, despachos médicos, dependencias administrativas y unas habitaciones para los facultativos de guardia con sus propios baños y armarios de acabado bastante acogedor, en tonos granates y blancos.

PRIORIDAD CONTRA EL CÁNCER / Precisamente, saliendo de una de las zonas del personal se encuentra uno de los grandes tesoros del hospital, el nuevo servicio de Oncología Radioterápica, que albergará un búnker con el primer acelerador lineal público de Cáceres, de última generación, para que estos tratamientos contra el cáncer no tengan que derivarse a clínicas privadas. Un equipamiento puntero que ha sido donado por la Fundación Amancio Ortega (Zara), con un coste de 1,03 millones. Los obreros realizan allí los últimos trabajos

Todas las áreas de este gran complejo, situado junto al Cuartillo, se comunican con pasillos amplios de suelos claros. Las interiores se iluminan a través de patios de colores cálidos dotados de cristaleras, que dejan entrar la luz en todas las plantas. Las puertas están dotadas de un sistema de control de apertura con distintos niveles de acceso según el personal sanitario. Algunas escaleras tienen curiosos peldaños de distintos colores para evitar caídas.

El salto de calidad que supondrá el nuevo recinto hospitalario se hace también evidente en las zonas de consultas: desde su tecnología avanzada, hasta los pequeños detalles, como los estores monitorizados y los separadores telescópicos que por ejemplo tendrá el área de Traumatología, donde todo se realizará por radiodiagnóstico.

Precisamente, la principal entrada al hospital está directamente conectada con las consultas externas. Es un gran hall que evidencia que efectivamente se trata de la mayor construcción sanitaria realizada en Extremadura desde que se asumieron estas competencias. Considerado el espacio más identitario del nuevo hospital, dicho hall dispone de una gran cafetería a la derecha, una zona de admisión en el centro y un sistema de distribución al resto del hospital a través de escaleras, rampas y ascensores con indicadores en los que se ha puesto especial cuidado para guiar al paciente. De hecho, el diseño hace posible que los usuarios puedan acceder directamente desde la zona de admisión a consultas como Otorrinolaringología, Cirugía Plástica, Anestesia o Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA), el área donde se realizan las operaciones que permiten al paciente regresar a su domicilio a las pocas horas.

LOS QUIRÓFANOS / Precisamente, la CMA llama la atención por sus dotaciones, suelos especiales antisépticos, y una zona de reanimación con 10 camas y 10 sillones perfectamente vigilados desde el control de enfermería. Enfrente comienzan a distribuirse los 16 quirófanos del hospital, alineados a lo largo de un gran pasillo. Ya están dotados de los brazos de cirugía y anestesia, potentes lámparas y nuevas pantallas donde el cirujano tendrá acceso a la información del paciente y donde también existirá la opción de ir visualizando la intervención.

Son seis quirófanos más que los del hospital San Pedro. De ellos, 5 especialmente complejos, 5 de tipo medio y 5 más sencillos, además de otro destinado a marcapasos en la zona de UCI. Tres de ellos tienen mayor espacio y existe uno híbrido de Cirugía Vascular dotado de un radioscopio, que permitirá mover al enfermo para operar las zonas más complicadas.

Junto a los quirófanos se sitúa su área anexa de Reanimación y a su lado la UCI, ambas dotadas de 25 boxes individuales (2 destinados a aislamiento). Con la primera fase comenzarán a funcionar 15 boxes (4 de UCI y 12 de Reanimación). Todos los sistemas de monitorización de esta zona crítica ya han sido adquiridos y se encuentran listos para instalarse. Los pacientes se dispondrán en forma de ‘U’ en torno al control de enfermería, de modo que puedan tener una asistencia rápida en caso de necesitarla.

Afortunadamente no todos los usuarios tendrán que pasar por estas áreas de especial atención médica, o bien lo harán durante un corto espacio de tiempo. Subiendo desde UCI y Reanimación se llega a una entreplanta de instalaciones (son incontables los metros de cables y conductos), y encima se encuentra la primera planta de hospitalización, terminada y lista. Las camas aguardan en los almacenes para su instalación, que comenzará en cuanto acabe en el grueso de las obras para no dañar el mobiliario.

ASÍ SON LOS HABITACIONES / Existen tres plantas de hospitalización, una que comparte espacio con una zona administrativa, y dos en las que también se sitúan distintos laboratorios. Hay detalles llamativos en las habitaciones de ingreso, como los ventanales que ocupan una franja completa de la pared exterior, los armarios empotrados en tonos granate, y un completo baño adaptado donde el paciente podrá moverse holgadamente.

De hecho, cada cuarto cuenta con unos 25 metros cuadrados. Pero lo más importante es que de las más de 200 camas iniciales, el 75% estarán en habitaciones individuales y sólo un 25% en habitaciones dobles. La intención es que todas acaben siendo de uso individual, si bien están preparadas con doble equipamiento por si en algún momento se produce una situación extraordinaria. En cada planta existen salas de espera con vidrieras, y alegres baños públicos de colores naranjas y azules.

La segunda fase se licitará en 2019 y abarcará el 30% pendiente de la obra. Será menos técnica y compleja, pero el movimiento vecinal insiste en pedir que exista una continuidad para, entonces sí, disponer de un hospital completo adaptado a los tiempos.