¿Qué hace un niño cuando acaba su horario escolar si sus padres no están en casa porque trabajan? En muchos casos, estar en la calle. Esa es una de las situaciones que dan sentido a lo que hacen los voluntarios de la Asociación Entrencinas con la ludoteca que gestionan desde la Casa de Cultura Rodríguez Moñino. "Nuestro objetivo primordial es que los niños no estén en la calle", dice Marta Sánchez-Herrero, voluntaria de la asociación. La ludoteca está abierta los martes y miércoles de 17.00 a 19.00 para todos los niños que quieran acercarse a ella, aunque los que acuden son principalmente del barrio de Las 300. Actualmente frecuentan la ludoteca unos 28 niños de edades comprendidas entre los 6 y los 14 años.

Los voluntarios organizan ese tiempo para que los niños estén entretenidos al tiempo que hacen algo de utilidad. "La primera hora es para que hagan los deberes --dice Sánchez-Herrero-- y la segunda hora la dedicamos a juegos, deportes o manualidades". Los niños también meriendan. "Fruta o leche, casi siempre", señala Sánchez-Herrero, que es consciente de la importancia de inculcar a los niños poco a poco hábitos saludables. También con la merienda.

Complemento social

La idea de poner en marcha la ludoteca partió de Esther Cantero, profesora de filosofía en un instituto de Montijo y alma mater de la asociación. "Yo tenía ganas de hacer algo así hace mucho tiempo --comenta--. Pregunté en asuntos sociales qué necesidades tenían que no se cubrieran con los servicios habituales y me dijeron que esta ludoteca se había cerrado hacía dos años por falta de personal, entre otros motivos. Se lo dije a la gente que conocía y comenzamos". Y ya llevan cuatro años.

"Cada niño que está aquí tiene una historia detrás muy grande", dice Cantero. Y es que la asociación, a pesar de ser estrictamente de voluntarios, es un colaborador eficaz del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas), con el que recientemente ha suscrito un convenio.

¿Y los niños? ¿Qué les parece a ellos la ludoteca? Alvaro tiene 9 años y dice que le gusta hacer los deberes, merendar y jugar. Tiene amigos y quiere seguir viniendo. Oscar tiene 8 años. Empezó a ir a la ludoteca con cuatro. Fue su abuelo quien lo llevó. Aunque su abuelo ya se marchó, tienen una foto de él en la pared. Alejandro tiene 8 años y se esmera en hacer los deberes.