La familia Cortés Caldera reside en la barriada del Perú desde hace más de tres décadas, en el número 4 de la calle Antonio Floriano Cumbreño, en la octava planta. Son conocidos en el barrio donde Daniel Cortés, el presunto autor del crimen, regentó durante un tiempo un negocio de venta de material para la pesca. Es el pequeño de tres hermanos (los otros se llaman Lourdes y Ángel) y vivía en el domicilio familiar junto a sus padres y su hermana. Tenía novia y la pareja planeaba casarse pronto.

Daniel es aficionado a la pesca y a la caza, de hecho actualmente trabajaba en la armería Mostazo. Los vecinos no paraban de mostrar su asombro. Ninguno escuchó el disparo que acabó con la vida de Ángel Cortés Solana. «He visto a la policía a las siete de la mañana y me ha parecido muy raro. Me he enterado después, cuando lo han dicho en la radio. No he escuchado nada esta noche», decía ayer una vecina que vive en el mismo edificio en la segunda planta. En el barrio no se hablaba de otra cosa. «Solo sé que era aficionado a la caza y a la pesca, pero era una persona muy normal y amable», comentaba otro de los vecinos.

Ninguno de los residentes en el edificio de la familia Cortés Caldera conocía que en el entorno familiar hubiera malos tratos. De hecho ninguno había escuchado nunca ruidos por fuertes discusiones ni había observado nada extraño. «Era una familia normal. No sabíamos que le hacía nada a su mujer», señaló otro vecino del bloque que reside en la sexta planta. A Daniel Cortés lo definió como «un chaval estupendo». «Nos hemos quedado asombrados. Es increíble que haya pasado esto», repetía.

Es más, alguno incluso se atrevió a asegurar que al matrimonio se le veía bien y que mantenían buena relación. Sin embargo fuentes cercanas a la investigación desmintieron a este diario este extremo y aseguran que los malos tratos de Ángel Cortés a su mujer, Antonia Solana, son continuados desde hace años.

Entre los negocios de la zona donde frecuentaba el presunto autor y el fallecido tampoco se explican lo ocurrido. «Le veíamos (a Daniel) todos los días, es una persona muy amable, siempre saludaba y es muy tranquilo. No me lo explico», decía un empresario ayer.