No creo que la feria de este año sea la más cacereña: falta la caseta con más historia, la del Círculo de la Concordia, también llamada de La Colina o del Casino. Es verdad que también falta la del Club de Golf, pero ésta no tenía la enjundia ni la categoría de la de La Concordia, que ya instaló una tienda de lona en una feria que el ayuntamiento celebró en la dehesa de Cáceres el Viejo allá por 1861. La ciudad feliz es muy ferial y en cuanto se hizo cristiana, celebró su primera feria, instituida por su reconquistador, el rey Alfonso IX. Pero esas ferias ganaderas medievales se extinguieron a principios del siglo XIX y Cáceres hubo de concentrar sus diversiones en romerías, tabernas y corridas de toros hasta que en enero de 1896 el ayuntamiento decidió celebrar ferias y fiestas a caballo de mayo y junio.

Tuvieron lugar en El Rodeo, donde se reunieron 30.000 cabezas de ganado; en la plaza Mayor, donde se levantaron cucañas y 80 casetas de tómbolas, golosinas, ruletas y baratijas, y en San Juan, donde funcionó un tiovivo. Hubo, además, toros, teatro y zarzuela.

El Círculo de la Concordia instaló en El Rodeo, ya en 1898, una lujosa caseta de hierro y madera que costó 12.000 pesetas, vino de la feria de abril sevillana y lucía toldos verdiblancos. Pero en 2005, los socios de La Colina han decidido que era mejor no llevar caseta a la feria y se ha roto la tradición.

El jueves, sin embargo, los cientos de cacereños que comían en el ferial no se fijaban en qué casetas faltaban. A ellos, lo único que les importaba era ser esclavos del cibersexo y de Paquito Chocolatero, músicas que aún sonaban en el ferial el viernes a las 9 de la mañana.

Este año, al haberse trasladado, con buen tino, el día festivo al lunes (¡por fin gozan de puente comerciantes, cajeras y dependientes!), los de la Diputación, los de Hacienda, los profesores y las enfermeras decidieron en masa trasladar al viernes el día de las comidas de trabajo : a las 14.30 horas, la cola de automóviles llegaba desde el ferial hasta la rotonda que da acceso al Perú y a Virgen de Guadalupe. Ayer fue el día casetero de los políticos, tanto del PP como del PSOE.

Por lo demás, los churros parecen este año más airosos, es el churro-bluf. En las tómbolas, la gente enloquece con la rifa electrónica: televisiones de plasma y cosas así. Aunque la estrella de las atracciones es el Top Spin , que tiene siempre colas de adolescentes, los voltea, los marea y acaba con sorpresa final: moja al público expectante.

La feria marcha viento en popa. Es natural: el concejal de festejos, Lázaro García, subió el miércoles a la Montaña, tres horas antes de la inauguración, y se supone que hizo como con el baloncesto: se encomendó a la Virgen para que todo saliera bien. Y la Virgen de la Montaña nunca falla e incluso puede perdonar lo del cibersexo, siempre que sólo sea cíber.