Sin cresta, preparados para pelear. Con ella, futuros púgiles en los reñideros, nombre popular con el que se conoce a los locales para peleas. "En Cáceres peleas ha habido siempre", asegura Antonio Quesada, cacereño con un criadero en la solana de La Montaña y heredero de una tradición familiar que vive con pasión. "A unos le da por los toros, a mí por los gallos", explica dentro del cobertizo que sirve de cobijo a los ejemplares más veteranos, por encima de los dos años y ganadores ya de más de una pelea. Fuera, en el exterior, un pasillo de jaulas con las crías más jóvenes se alimentan para empezar a pelear cuando alcancen el año y medio.

En medio del ensordecedor cacareo de las aves, el criador desvela las claves de su oficio, dirigido a la preparación para peleas en otras comunidades. "Aquí viene gente de Valencia, Mallorca y Barcelona a comprar", explica Quesada, que recuerda la época dorada de los 50 cuando las peleas estaban en su apogeo y se celebraban en una calle de Aguas Vivas que sigue llamándose Reñidero de Gallos, en las traseras del centro de salud plaza de Argel.

Elegir a los mejores

Desde el proceso de selección para elegir los mejores cruces con gallinas, los gallos son alimentados con piensos y maíz para que alcancen su madurez y puedan servir para pelear. Quesada deja claro que el reglamento obliga a cumplir una serie de requisitos para que dos gallos puedan enfrentarse. "Tienen que ser del mismo calibre y tener cortados los espolones", remarca el criador, contrario a las peleas clandestinas de aves sin preparación por los daños que sufren los animales más jóvenes.

A los más experimentados se les corta la cresta y el pelaje de una forma especial. Por uno de ellos han llegado a pagarle hasta 600 euros. Antonio Quesada anilla a todos los ejemplares que vende. De esta manera ha podido reconocer al que fue utilizado en la pelea ilegal de Aldea Moret. "Es una barbaridad porque los destrozan", afirma.

Para poder probar la fuerza de los gallos, cuenta hasta con un tentadero, paso previo a la pelea. Lo que sí niega este experto es que pueda existir maltrato animal en las peleas autorizadas. "Un gallo fuerte está recuperado en ocho días. Son salvajes. Si no pelean, se van a matar en el campo", argumenta.