Se habla y siempre se ha hablado de pasadizos ocultos en la parte antigua que comunicaban palacios y templos e intramuros con el exterior. Cuenta la leyenda, quizás con visos de realidad, que por uno de ellos entraron las tropas cristianas de Alfonso IX y lograron reconquistar la ciudad en el siglo XIII. ¿Pero dónde se ubican? ¿cuántos quedan en pie?. Estas serán las incógnitas que intentará desvelar el proyecto de la Concejalía de Turismo, hasta donde el paso de tiempo lo permita.

Según las previsiones que baraja el concejal, en principio solo está clara la conservación de una galería entre la Casa del Sol y la Preciosa Sangre, abierta por los jesuitas hacia 1750, que discurre bajo la Cuesta de la Compañía y que sería la más fácil de hacer visitable por su amplitud y seguridad, "aunque siempre se realizaría de forma muy ordenada, con pocas personas", explica el edil. También se conoce un pasadizo que uniría la concatedral con el palacio de Ovando, a su derecha, pero que no se encuentra abierto. Además, se habla de una hipotética galería que daría o no continuidad a la anterior y que discurriría entre el Palacio Episcopal y el Palacio de Galarza, hoy Casa de la Iglesia.

El pasadizo más curioso sería el descubierto en el Museo de las Veletas en 1942 por su entonces director, Miguel Ortí Belmonte. Parece, y así lo avala el investigador Alonso Corrales, que podría tener salida por el conjunto de la torre de los Pozos. "Debido a las innumerables construcciones que se han realizado por el terreno que transcurre, es muy posible que la inmensa mayoría de la galería haya sido destruida, salvo el tramo que discurre bajo el museo", afirma Corrales en sus escritos. El descubrimiento de la cisterna de San Roque, en el citado conjunto de los Pozos, daría sentido a este pasadizo, que sería utilizado para abastecerse de agua, pero también se piensa que por él podrían haber entrado las tropas cristianas en 1229.

Por otra parte existen indicios de una galería bajo el palacio de Aldana, donde además se ubicaría un aljibe, y de alguna más en el entorno de Santa María.

Desde los romanos

Fueron los romanos quienes iniciaron la construcción de una amplia red de cloacas en Cáceres, posteriormente utilizada por árabes y hebreos para variados fines, según Alonso Corrales. Además, con la llegada de los almohades en 1149, la ciudad cobró un nuevo apogeo. Se impulsó la edificación bélica, se creó el Alcázar en la parte alta y se horadó "un complejo sistema de pasillos subterráneos para comunicar los edificios con seguridad y utilizar en caso de escape", recuerda el estudioso. A partir del siglo XIV, la reconquista conllevó la aparición de gran número de palacios, casas fuertes, conventos e iglesias sobre construcciones anteriores, y los pasadizos comenzaron a caer en el olvido.

También los árabes promovieron la creación de aljibes en el recinto amurallado. "Yo creo que no hay palacio sin su aljibe. Aprovechaban el agua de escorrentía canalizando la lluvia hacia un pozo central", explica el concejal. Actualmente solo están abiertos los de las Veletas, la Preciosa Sangre y el Hotel Don Fernando, pero se sabe que existe uno en la Casa Mirón y otro en el Palacio Episcopal. "Vamos a tratar de localizar los posibles y ponerlos en valor", afirma el edil.