Pueden seguir llevando un cayado si lo desean, pero su labor en la actualidad va más allá de conducir el rebaño: deben conocer todo lo relativo a la reproducción, nutrición y patologías de los animales, gestionar la contabilidad de una explotación agraria, asegurarse buenas coberturas de seguros, tener a los animales debidamente vacunados y registrados, buscar la mejor financiación, aguantar las crisis ajustando los precios, incorporar nuevas tecnologías a la granja para un mayor bienestar de trabajadores y animales, y, si la lluvia no llega o no cesa, volver a reorganizar todo lo anterior.

Éstos son los pastores de siglo XXI, convertidos en ganaderos profesionales, en auténticos especialistas del sector Primario capaces de tener un control integral de sus explotaciones, con la mente abierta para adaptarse continuamente a los avances del campo. Podría decirse que de ellos depende el mundo rural, de su capacidad de fijar población a las comarcas que de otro modo se desangran. No se equivoquen. En pocas décadas serán ellos quienes alimenten a una gran mayoría de la sociedad agolpada en las ciudades.

La comarca Tajo-Salor-Almonte ha tenido siempre una cierta sensibilidad para adelantarse a los tiempos. Allí se produce la Torta del Casar, la denominación de origen con más tirón internacional de todas las extremeñas. Precisamente para potenciarla se creó hace tres años una Escuela de Pastores en esta comarca, que acaba de iniciar su tercera edición completamente consolidada. Del medio centenar de solicitudes que se reciben de Extremadura, de otros puntos de España e incluso del extranjero, solo entran una docena de alumnos que además tienen los estudios y el alojamiento subvencionados, y también parte de la manutención. A lo largo de 600 horas teóricas y prácticas aprenden a trabajar con ganado ovino, caprino y vacuno.

Este año hay distintos perfiles entre el alumnado: desde un joven de 16 años que tiene muy clara su vocación por el campo, hasta universitarios, personas que a mitad de vida quieren reconducirla, y matrimonios que han puesto sus sueños en una explotación ganadera. Las mujeres que acuden a la escuela son las primeras en arremangarse. «Este sector necesita mujeres que lideren o compartan sus explotaciones. Ellas llegan al campo con una visión mucho más fresca, más renovable, más medioambiental, más económica», subraya Enrique Izquierdo, técnico de Cooprado.

EN TORNO A LA TORTA / De hecho, la escuela nació del esfuerzo de la Asociación para el Desarrollo de la Comarca Tajo-Salor-Almonte (Tagus) y de esta gran cooperativa casareña de primer grado, Cooprado, todo un ejemplo de aprovechamiento de los recursos rurales, con 500 socios. La escuela surgió por tanto del propio territorio. «Queríamos elaborar una estrategia de desarrollo que involucrase a toda la comarca en un proceso de innovación, de especialización inteligente, focalizar nuestros esfuerzos en un elemento que nos posicionara a nivel mundial. Evidentemente elegimos la Torta del Casar, un producto de alta calidad que nos diferencia, que tiene reconocimiento internacional y que consigue generar economías de escala. Así surgió la Escuela de Pastores, en la búsqueda de cómo mejorar la Torta», explica Mari Ángeles Muriel, técnica de Tagus.

Y es que efectivamente la Torta del Casar tiene un serio problema: en septiembre hay que preparar la mitad de la producción anual para las fechas navideñas, cuando más se consume, pero las explotaciones no dan leche suficiente para tanto volumen. Al crear la Escuela de Pastores se fomentan nuevas granjas, y no solo eso, también salen más ganaderos preparados que logran buena leche y, por ende, Tortas con calidad aún más exquisita.

Y así se gestó la Escuela de Pastores. Los inicios fueron duros. Una ayuda de 15.000 euros de la Diputación de Cáceres fue el primer impulso. Dado su éxito, hoy cuenta con el respaldo de diversos colaboradores, promotores, orientadores... Desde el principio, los objetivos están bien marcados. Por ello, el número no excede de 12 alumnos. No se les exige un nivel de estudios determinado, ni edades máximas ni mínimas, ni un profundo conocimiento del campo. «Nos fijamos sobre todo en aquellas personas claramente orientadas a iniciar una actividad económica. Así, el primer año los alumnos lograron un 70% de inserción laboral al finalizar, y el segundo, un 60%», afirma la técnica.

Sobre todo, el objetivo de la Escuela de Pastores se basa en facilitar el relevo generacional en el campo a cualquier edad. «Éste es un sitio ideal para iniciarse en la actividad ganadera», subraya Enrique Izquierdo, de Cooprado. Porque la escuela se ha convertido en un enlace fundamental para atraer a los propios ganaderos, que enseñan a los alumnos y los reciben en sus propias explotaciones. Ganaderos que al mismo tiempo, a través de esta iniciativa, van conociendo las nuevas tendencias y recursos e introducen la innovación en sus granjas. En suma, la escuela busca profesionalizar el sector a través de un gran círculo que recicla y beneficia a todos. El papel del Cooprado en este sentido resulta impagable. «Nuestros ganaderos son el mayor activo de la escuela, el gran referente de los alumnos, un orgullo», subraya Enrique Izquierdo.

La escuela se centra en el rumiante de carne y en el productor de leche en extensivo e intensivo. Los alumnos salen con todas las herramientas necesarias para iniciar, financiar y mantener una actividad económica (contabilidad de la empresa agraria, normativa agroganadera, bienestar animal, tratamientos fitosanitarios, reproducción, ordeño...). Al estar cuatro meses intensos en prácticas, también conocen la mayor parte del ciclo de las explotaciones. Además, por la escuela pasan numerosos profesionales de todo tipo: veterinarios, ingenieros agrónomos, técnicos medioambientales, expertos en renovables, entidades bancarias, laboratorios...

Por ejemplo, la oficina veterinaria de zona mantiene una estrecha colaboración y enseña a los alumnos todo tipo de contenidos: el cuidado de los animales, su nutrición desde que nacen, sus patologías, los libros que los ganaderos deben tener al día, la normativa legal... Los profesionales de Cooprado también les asesoran a través de sus técnicos, ingenieros y veterinarios, en un sinfín de cuestiones: los aportes vitamínicos, la alimentación de cada raza, cómo lograr que el animal dé la mejor leche para la Torta...

Asimismo, los asesores financieros acuden a la escuela para ayudar a los alumnos a trazar un plan solvente y guiarles en los trámites necesarios a la hora de abrir una granja... Por su parte, los expertos en renovables les informan de recursos tan útiles y provechosos en los campos como las placas solares, que tan pronto mantienen los tanques de leche frescos como extraen agua de los pozos. «Hay que estar al día, ya existen imágenes satelitales que muestran los pastos de las fincas y te permiten decidir dónde llevar el ganado», revela Enrique Izquierdo.

Los alumnos también pasan una semana completa en Valdesequera, una de las fincas titularidad de la Junta de Extremadura donde se cultiva la innovación y la investigación en el sector Primario (mejoras de razas autóctonas, vacunas más eficaces...). También permanecen otra semana a la escuela vasca de pastores de Aránzazu, la más antigua del mundo. Allí observan cómo gestionan sus zonas geográficas, sus especies y productos, los planes ecológicos, la recuperación de terrenos y razas...

«Asimilan todo lo posible, porque una actividad ganadera resulta tan complicada o más que cualquier empresa. Son muchísimos los conceptos que deben tener claros, los conocimientos del campo que tienen que aplicar, las cábalas y estudios que han de hacer, los giros en la planificación por el clima... Para ser ganadero hay que ser muy listo y vocacional», subraya Mari Ángeles Muriel.

EL SABER DE SIGLOS / Y todo ello tiene su punto de partida en la Escuela de Pastores, «donde no hemos inventado nada, hemos recogido el saber de una tradición de siglos. Éste es un proyecto coral que da cabida numerosas administraciones, que forma nuevos ganaderos ayudando al relevo generacional, que genera mano de obra cualificada tan necesaria en el campo, que evita el despoblamiento y que trabaja con distintas denominaciones de origen, porque Extremadura es una gran dehesa», afirma José María Muñoz, gerente de Tagus.

La III edición se desarrolla mediante un protocolo firmado por Cooprado, Tagus, el Centro de Investigación Científica y Tecnológica de Extremadura (Cicytex), la Fundación Universidad-Sociedad y las entidades que financian la escuela con 55.000 €: Diputación, Junta y Colegio de Veterinarios.