La fuerza del sonido se ha hecho esta semana especial en el hospital San Pedro de Alcántara. Tras cuatro años de vida en silencio, aislado, sin conocer la magia del sonido, Miguel --Miguelito para todos los profesionales del centro-- empieza a percibir algo nuevo para él, algo que penetra a través de sus oídos y que le era desconocido.

El milagro lo ha hecho posible el equipo de la Unidad de Implantes Cocleares del centro hospitalario cacereño, que pese a llevar cuatro años devolviendo el sentido del oído a muchos extremeños han hecho que el caso de Miguelito sea muy especial, único.

Y es que el equipo de esta unidad, cuyo prestigio ha saltado las fronteras de la región extremeña y es reconocido incluso fuera de España, ha realizado ya con total éxito 65 implantes cocleares --20 a niños, dos de ellos de 14 meses--, esto es la colocación de unos dispositivos en la coclea o caracol de los pacientes que están sordos para que puedan oír. "Pero es requisito imprescindible para poder realizar estos implantes el tener un caracol hueco, para poder meter el dispositivo, y en el caso de Miguelito no era así, pues tenía una malformación congénita, una coclea malformada, algo que hacía hasta ahora muy difícil poder realizar la implantación", indica a EL PERIODICO la coordinadora de la Unidad de Implantes Cocleares, María José Lavilla.

"Pero se ha conseguido, y con éxito". Miguelito fue intervenido el pasado miércoles, convirtiéndose en el protagonista de la primera implantación exitosa en un paciente con malformación coclear. Además, añade la doctora Lavilla, el caso de Miguelito se hace doblemente especial, pues nació con una malformación coclear --del caracol--, pero también con una malformación de las cuerdas vocales, no puede moverlas y, en consecuencia, no puede hablar articulándolas.

"Si un niño no oye no puede hablar, pero además no puede leer y escribir, porque no conoce la estructura del lenguaje. Por eso conseguir que oiga es fundamental para luego ayudarle a leer y escribir, conseguir que su cerebro tenga lenguaje y que pueda comunicarse el día de mañana mediante la lectoescritura y por un sistema informático", indica María José Lavilla. Esta, refiriéndose al caso del pequeño al que operaron el miércoles añade que si consiguen que ahora tenga el lenguaje en su cerebro, lo que por el resultado de la operación sin duda ocurrirá, "es posible que cuando sea mayorcito, cuando tenga 8 o 10 años, a través de una cánula especial implantada en la traquea consigamos hacerle articular la palabra. De lograr este reto --advierte la coordinadora de la unidad-- , de conseguir que este niño pudiera comunicarse en el futuro con el lenguaje oral, hablando, yo creo que sería un caso único, incluso a nivel mundial".

La emoción que siente María José Lavilla por el éxito de la operación de este pequeño, que comenta ayer mientras se dirige a la antigua entrada del hospital San Pedro de Alcántara se hace aún más fuerte cuando al llegar es recibida entre aplausos y besos por los numerosos pacientes que la esperan para celebrar la fiesta anual de la unidad. Los rostros reflejan agradecimiento, así como un enorme cariño hacia esta mujer, a la que todos definen como "una gran profesional y una persona de una gran humanidad". Ella hace extensivas estas palabras a todo el equipo de la Unidad de Implantes Cocleares, y a todos los profesionales del Servicio de Otorrino.

Unas cien personas se han dado cita para el encuentro, festivo y de intercambio de experiencias entre las familias que han visto hacerse realidad en alguno de sus miembros el milagro de poder oír y de aquellas que están a la espera de poder hacerlo.

Entre los presentes un paciente que, como Miguelito, se ha convertido en un caso especial. Se trata de Domingo Parra, un vecino de Hervás, de 40 años, al que también se realizó la intervención el miércoles. "Su caso era también especial, pues por una meningitis perdió de pequeño el oído derecho y la poca audición que tenía en el izquierdo la perdió hace cinco años, por lo que si la intervención salía mal perdería la única posibilidad que tenía de poder oír. Hemos aplicado la técnica de preservación de restos auditivos, una cirugía muy novedosa y delicada que data de hace apenas un año".

Una realidad impensable

Domingo está en la fiesta. El vendaje delata que hace tan sólo un día que fue operado, por lo que ha de ser su madre la que haga de interprete. Ella comenta que se encuentra muy bien y contento por saber que recuperará la audición de su único oído.

También para José Pajuelo, de la localidad pacense de La Haba, era impensable lo conseguido con su hijo Alvaro, un niño de tan sólo 17 meses que fue operado hace poco más de un mes. "Mi hijo era sordo profundo y parece mentira el cambio que se le ha notado en tan poco tiempo. Realmente es una experiencia preciosa, un milagro que tenemos que agradecer a quienes lo han hecho posible, que además de grandes profesionales son muy humanos".

Silvia y Juan Miguel son dos pequeños pacenses de 11 y 13 años que no oían ni hablaban absolutamente nada hasta que fueron operados hace ya ocho años. Ellos no recuerdan lo que era ser sordos, pero sí que ahora hacen una vida normal, "somos como cualquiera de nuestros compañeros, y además sacamos muy buenas notas".

Hace apenas cinco meses que María Valle, de 70 años y natural de Albalá, se operó. Hacía muchos años que perdió el oído, y asegura que esta intervención "me ha devuelto la vida, pues me ha sacado del aislamiento en que me encontraba".