El gerente de la estación de autobuses Eduardo Hernández reclamó ayer mayor presencia policial en estas instalaciones tras la multitudinaria pelea ocurrida el pasado miércoles en la que intervinieron entre 40 y 50 militares, gran parte de ellos en estado de embriaguez y que se disponían a tomar un autobús hacia el norte de España, según confirmó ayer la policía local.

Hernández se mostró indignado por estos hechos, que calificó de "batalla campal", y afirmó que no es la primera vez que ocurren en la estación. "Estamos hasta el gorro no sólo de esto, sino también de otros problemas de seguridad", subrayó. El gerente aseguró que los militares del Cimov ya han protagonizado otras "broncas" y remarcó "las faltas de respeto" hacia los trabajadores de la estación.

En este sentido, indicó que los militares que intervinieron en la pelea del miércoles crearon "una situación de espanto" y remarcó que habitualmente "incomodan a los viajeros" al tumbarse en el suelo. Por ello, Hernández solicitó al teniente coronel del Cimov que los militares estén acompañados en la estación por alguno de sus mandos "para que les controlen". Este responsable fue más allá al denunciar que estos jóvenes "no tienen ningún apego a la vida ni a los valores", aunque consideró que tampoco hay que generalizar.

FALTA DE SEGURIDAD La situación de inseguridad de los trabajadores de la estación está refrendada, según dijo Hernández, por las "agresiones" que sufren a diario, entre ellas, amenazas con arma blanca y "arañazos". Asimismo, criticó la atención policial en la estación que, añadió, "aunque haya aumentado, sigue siendo insuficiente". Agregó que se están produciendo timos y destacó que el flujo diario de viajeros llega a 4.000.

El gerente teme que tras el conflicto registrado entre los militares pueda producirse "un ajuste de cuentas" y reiteró que la estación no dispone de presupuesto para la contratación de seguridad privada como solución a los incidentes.