Aunque siempre habla del trabajo en equipo y de la importancia del colectivo, lo cierto es que Esteban Cortijo se convirtió desde el principio en el alma mater del Ateneo de Cáceres y en su gran impulsor. Catedrático y doctor en Filosofía, licenciado en Periodismo y autor de numerosos libros y publicaciones, se caracteriza por ser un férreo defensor del diálogo, del debate y de la necesidad de hablar de todo ante todos pero siempre desde el respeto. Sin embargo, considera que ha llegado su momento y el pasado 10 de junio hizo efectiva su marcha ante la junta directiva. Ya tiene la agenda llena de opciones enriquecedoras, pero seguro que echará de menos su Ateneo, su casa...

--Esteban Cortijo y Ateneo de Cáceres son la misma cosa. Muchos se lo están preguntando... ¿por qué se marcha?

--Porque después de 15 años ya está todo organizado, la junta directiva se hace cargo y los trabajos se han definido. El nuevo presidente, Javier Domínguez Bayón (antiguo tesorero), asumió la responsabilidad en la asamblea del día 18 y todo seguirá adelante. No he creído conveniente esperar a las elecciones de 2017 porque lo veo mejor para el Ateneo e incluso para mí. Me voy satisfecho, han sido muchos años de trabajo y en estos momentos somos 440 socios, un buen número para una ciudad como Cáceres.

--¿Por qué lo refundó?

--El Ateneo de Cáceres funcionó entre 1925 y 1936 en la actual sede de la Cámara de Comercio. Trataba de suplir las carencias de la sociedad, por eso era un complemento a la educación continua, con clases a grupos de obreros y a otras personas que no tenían posibilidades de formarse, y también realizaba acciones solidarias. Pero el Ateneo sigue teniendo un papel muy importante, adaptado a la situación actual. Por eso, desde el Centro de Estudios Mario Roso de Luna abrimos camino a la idea de recuperarlo. Precisamente, Roso de Luna era un personaje histórico del Ateneo de Madrid. Lo refundamos el 5 de mayo del año 2000 y comenzamos a reunirnos detrás del Gran Teatro, en un local de titularidad común. Buscamos un lugar para abrirlo al público y José Diego Santos, concejal del alcalde José María Saponi, nos ofreció el edificio de Nuevo Cáceres. Lo ocupamos en 2001 y en la primera semana dimos de alta a 300 socios.

--Llevan como bandera el libre pensamiento y el respeto a los demás. ¿Cuál es hoy día la labor principal del Ateneo?

--En el Ateneo nunca se le ha preguntado a nadie por su partido político o su religión. Esto lo consideramos fundamental. De hecho, unos dicen que somos más bien de izquierdas y otros de derechas, lo que indica que estamos donde hay que estar. La función del Ateneo consiste en abrir las puertas para que la ciudadanía pueda venir y hablar sobre contenidos interesantes: temas históricos, astronómicos, cinematográficos, filosóficos, morales, musicales... Se trata de establecer un diálogo, de escuchar de verdad al otro, de exponer los argumentos propios... Este es el sitio de la sociedad, de la gente... Siempre digo que los poderes políticos, religiosos y militares tienen una estructura perfectamente organizada, pero la sociedad no y debe empezar a hacerlo.

--Son tiempos en los que el diálogo hace mucha falta...

--Sí, porque el modelo que se está extendiendo no es bueno: el contrario siempre está equivocado o no tiene buena intención. Personalmente he rechazado la política por esas actitudes. Pero también he escrito algunas veces en defensa de los políticos porque estoy harto de oír a la gente criticarles cuando simplemente son el reflejo clarísimo de la sociedad en la que estamos. Además, hay muchas quejas contra ellos y luego, a la hora de la verdad, existe un auténtico servilismo, no se les dicen las cosas claras. Por eso, lo bueno del Ateneo es que por ejemplo han venido representantes de todos los partidos y se les han preguntado diversas cuestiones siempre desde el respeto. Aquí la ciudadanía se siente respaldada porque está en su terreno. Yo creo que entenderse resulta elemental. En España no hemos tenido una guerra civil, sino siete, y hay que darse cuenta de la importancia de llevarse bien, de mirarse a la cara y de no tener recovecos. Todas las opiniones valen.

--En cambio, el Ateneo ha estado a punto de cerrar por la falta de respaldos económicos...

--A los políticos no les interesa nada el ciudadano que piensa, eso lo sabemos todos. Ellos mismo dicen que tienen asesores y en realidad tienen colegas, porque si realmente quieres consejos debes rodearte de gente que también sea distinta a ti. Durante los últimos cuatro años las únicas ayudas que hemos recibido han sido el Premio de Pintura de la Diputación, que lo ha mantenido, y 6.300 euros de la Consejería de Cultura para editar dos libros. En cambio, todo hay que decirlo, antes nos facilitaban 9.000 euros al año. Además la Caja de Extremadura también dejó el convenio y era nuestro principal apoyo además de la Junta.

--Aun así, con sus cuotas mantienen sus secciones culturales y han conseguido por fin trasladarse a un local más céntrico, el Palacio de Camarena, sede del Colegio de Arquitectos...

--Hemos estado muy bien en Nuevo Cáceres, pero debíamos cambiarnos a un lugar más accesible para todos. Ahora pagamos mil euros mensuales de alquiler y hacemos milagros. Espero que no tengamos que acabar contratando el salón de un hotel para seguir adelante por falta de fondos.

--Ha hecho mucho durante estos años, ¿pero se marcha con algo en el tintero?

--Bueno, sinceramente me dio bastante lástima que dejara de funcionar la Sección de Geografía y Viajes. Estuvimos en algunos países, llevamos exposiciones a ateneos e instituciones culturales de toda España, organizamos congresos... Pero no pudo seguir.

--¿Qué hará en adelante?

--Tengo varias ideas en perspectiva. Estoy acabando un libro sobre Julián de Luna, abuelo materno de Roso de Luna y Gobernador Civil en Cáceres. También me marcho una temporada a enseñar filosofía para niños a República Dominicana, con un proyecto de la Universidad de Santo Domingo.