Problemas con los distribuidores, imposibilidad para sacar los coches de casa, dificultad para coger un taxi o reservas de hoteles anuladas son las consecuencias del cierre al tráfico rodado, desde ayer, en la plaza de Santa Clara. Residentes y comerciantes consideran "un caos" esta situación, sin embargo reconocen que tendrán que convivir con ella hasta que finalicen las obras.

"Es muy complicado hacer un servicio en la zona. Acabo de llevar a una señora a la calle Pizarro y no he podido dejarla en la puerta de su casa porque los coches no pueden pasar. Además está muy mal señalizado", se quejó un taxista. Y es que con tanto corte de calles los ciudadanos no tienen claro en qué dirección pueden circular. De hecho, durante la mañana de ayer muchos turismos circulaban en los dos sentidos por la calle Gallegos. Al encontrarse al mismo tiempo los que iban desde Santa Clara a San Juan y viceversa tuvieron que recorrer marcha atrás toda la vía, ya que no hay espacio para dos coches.

A los problemas de tráfico se une la incomodidad que suponen estos trabajos de pavimentación y mejora para los vecinos, que se quejan porque llevan casi tres meses aguantando la inaccesibilidad de las calles, los ruidos y el polvo. Los residentes soportan al mismo tiempo las obras de Santa Clara y las de las calles Pizarro y Sergio Sánchez.

Santa Clara lleva levantada desde junio. Hasta hoy los operarios han finalizado los trabajos de fábrica en la zona oeste y central y la pavimentación de losado de granito en la embocadura de la calle Torremocha. Desde ayer han comenzado a preparar la zona este de la misma, pero aún queda pendiente el adoquinado de toda la plaza y el arreglo de la fachada del convento.