Eran tiempos en los que Cheli debía sacar el whisky para que el personal disfrutara en el guateque, que era una fiesta, aunque no la fiesta de Blas, y un himno a la alegría. Algunas mujeres de aquella época soñaban con un desconocido que le regalaba ramitos de violetas pero las jovencitas ya comenzaban a no ser esas que nos imaginábamos y gritaban: "Soy rebelde porque el mundo me hizo así". Acompañabas a Miguel Ríos a Granada o al río aquel para decirle a una chica: "Me gustas mucho". Y ella te contestaba: "Ahora sé que me quieres". Todo el mundo deseaba saber qué cantaban y qué sentían los poetas andaluces de ahora. Por ahí fuera, más materialistas, se ocupaban del azúcar (sugar, sugar) o el dinero (money, money), pero sobre todo de Venus y nadie sabe por qué nos debía interesar que nunca llovía al sur de California. A Miguel Bosé le fascinaba Super, Superman. Mi querida España, esa España nuestra, caminaba hacia la libertad aunque las brumas hacían su aparición al alba, al alba.

Una tierna canción de amor se convirtió en un símbolo mientras buscábamos la libertad sin ira. ¡Aleluya! Un día actuó la cantante Mari Trini, fallecida esta semana en Murcia, en las Ferias de Cáceres, en el polígono de los Fratres. Ella decía que no era esa pero sabíamos que: "Eres tú". Nos acariciamos y se quemó el fuego. Los amores se han ido marchando, como las olas del mar, acaso por no saber cuidarlos. Desde hace unos días hay una nueva estrella en mi jardín.