Me confieso una enamorada del chachachá del tren, viajar en un vagón, libro en mano, y dejar pasar las horas hasta la llegada al destino. Mirar los rostros de la gente, el paisaje tras las ventanillas, el movimiento, el sonido… me encanta.

Podría pasar horas y horas disfrutando del trayecto, y por lo general así es: pasan horas y horas, literalmente. No es un tema nuevo, hace apenas unas semanas en este mismo diario se ofrecía una entrevista a una de las muchas personas que sufren el continuo aislamiento de nuestra ciudad, de las largas esperas, de los escasos horarios y de los viajes interminables a zonas que no se encuentran a más de 300 kilómetros. No sé cuántos años de promesas de mejora se han quedado en el andén, ni cuántos pasajeros potenciales se han visto obligados a cambiar de medio de transporte, pero les puedo asegurar que somos muchos.

Ayer jueves, un nuevo ministro de Fomento visitaba las obras de lo que en principio iba a ser la vía para el trayecto Madrid-Badajoz en AVE; un proyecto/promesa que vimos «volar» en pro de la llegada de un tren de altas prestaciones. Después de tanto tiempo y tantas visitas políticas, deberían declarar la zona de interés turístico. Estamos hartos de fechas de finalización que se posponen campaña tras campaña, de estar prácticamente incomunicados con el resto del país, de la tardanza en cada trayecto que realizamos sobre las vías; pero sobre todo, estamos hartos de que utilicen estas obras como un caramelo con el que entretenernos. Tanta promesa, plazo pospuesto y cambio de nombre de pájaro, lo único que genera es incredulidad en la Comunidad Autónoma, que ve cada vez más lejos la solución a un problema de entrelazado con el país que viene de lejos.

Parece que tendremos que seguir esperando al menos dos años más (esto es lo último que han afirmado), pero con cada promesa de un tren digno nos viene la imagen de «el trenecito de la bruja», en el que pagábamos los escobazos con una sonrisa en los labios. Pero no, esto no es la feria, ni sonreímos con cada cambio de plazo.