TCtuando pienso en la palabra Eustaquio Blanco, me viene el recuerdo de mi niñez, cuando celebrábamos los cumpleaños de mis abuelos Marina y Santos en el restaurante "El Figón de Eustaquio", todo un referente y enseña de la ciudad de Cáceres. Tanto mis abuelos y mis padres mantenían unas excelentes relaciones con Eustaquio y toda la familia, eran de Cáceres de toda la vida; cacereños amantes de su ciudad.

Lo que más me llamaba la atención del Figón es que los platos se hacían con cariño, todo un trabajo artesanal de la cocina, parecían tener duende, te transportaban a los guisos que habitualmente hacían mi abuela y mi madre.

En 1947 los abuelos de la saga, Eustaquio y Paca, fundan este estandarte de la gastronomía extremeña "El Figón de Eustaquio", que tendría su continuidad en el trabajo, buen hacer y esfuerzo de sus cuatro hijos: Aquilino, Eustaquio, Félix y Pepe, que supieron crear un ambiente familiar, hogareño, donde todos nos sentíamos como si estuviéramos comiendo en casa y es la sensación que tenían los turistas que se acercaban para degustar las excelencias gastronómicas que preparaban.

Durante décadas supieron ganarse el respeto, la consideración y el reconocimiento del sector gastronómico no sólo regional, sino también nacional e internacional. En su carta más de 200 platos como las migas al pastor, las alubias con perdiz, la caldereta extremeña, el gazpacho extremeño, la ensalada de perdiz, la sopa de tomate, las tencas fritas, la prueba de cerdo, el solomillo de venado, los coquillos, el biscuit de higos, etc.

XDESDE SOPASx, productos del cerdo ibérico, exquisitos quesos, animales de caza, todos encontrábamos siempre satisfacción a nuestro paladar y qué decir de los caldos, con una amplia carta de vinos, siempre con los mejores de Extremadura.

Pero "El Figón" ha sido algo más, ha representado la auténtica escuela de cocina para tantos y tantos cocineros cacereños que hoy ya tienen sus restaurantes y en sus fogones plasman las lecciones y lo que aprendieron con Eustaquio. "El Figón" forma parte de la identidad del pueblo cacereño, representaba la esencia de una ciudad que empezaba a despertar al turismo y el trato amigable, la buena presentación de los platos, la delicada elaboración de las recetas, la exquisitez, etc., hacían y hacen las delicias de todos los visitantes. Representaba y representa el restaurante cacereño por antonomasia, Nuestro Restaurante.

Gracias a Eustaquio se pusieron en valor nuestros productos autóctonos, nuestros quesos, el jamón, el pimentón, el aceite, la miel, nuestras carnes, el vino, etc., dándoles vida y magia en los platos que realizaban. Eustaquio ha sido el malabarista de la cocina, sobrio, serio, exigente, un auténtico profesional.

XEXTREMADURAx le otorgó en el año 2007 su máximo galardón, la Medalla de Extremadura por su gran trabajo en favor de la gastronomía regional y recibió muchos homenajes y premios a una labor callada y ejemplar, pero lo mejor es que su mujer e hijas siguen su legado y gracias al nuevo restaurante "Eustaquio Blanco" podemos seguir apreciando el espíritu y el buen hacer de Eustaquio al que recordaremos siempre, porque el recuerdo es el que hace que nunca nos olvidemos de personas como Eustaquio que dieron toda su vida por hacer más felices a los demás.