Tres retroexcavadoras, una de ellas para demoliciones especiales en altura y con un brazo de 21 metros, redujeron a escombros lo poco que quedaba del viejo colegio San Antonio, en la calle General Margallo. Aunque el derribo comenzó a finales de abril, hasta ayer no se había hecho visible para los cacereños ya que se trabajaba en el interior.

Sin embargo, las máquinas demolieron ayer casi íntegramente la fachada principal de General Margallo, lo que obligó a cortar al tráfico esta vía que da salida a la plaza Mayor y que permanecerá también hoy cerrada. La empresa constructora prevé terminar hoy con las tareas de demolición y desescombro, tras las cuales se realizará un cerramiento de seguridad y se empezará edificar. El grupo Zadovías proyecta en el solar de 12.000 metros cuadrados un hotel de 4 estrellas --con 127 habitaciones--, una promoción de 41 viviendas y un párking de 306 plazas.

Los ochenta años de historia que acumulaba el edificio --tres pabellones que se construyeron entre los años veinte del siglo pasado y 1976-- se transformaron ayer en toneladas de ladrillo machacado, hierros retorcidos y cristales rotos que se mezclaban con algunas viejas tallas de Vírgenes hechas pedazos que los padres franciscanos dejaron tras la mudanza. Todo acabará en el vertedero municipal.