Francisco Acedo, en un artículo que se publicó en el número de enero de la revista Vía Lata, realiza una serie de reflexiones políticas. Una opinión en la que, tras expresar su rechazo a la obra que por entonces se hacía en el puente de San Francisco, afirma: "aquí gobierna quien se postra ante el ladrillo y la hormigonera" , y añade: "miedo y escalofríos da a veces la democracia, cuando ves que en esta ciudad se gana bebiendo vino de pitarra y manchándose con el pincho de patatera" . Para a continuación hacer una reflexión general.

Así, en un primer párrafo del artículo escribe: "El problema, no nos engañemos, es la mediocridad que asola la vida política, aunque me resisto a pensar que esto sea un reflejo de la sociedad, porque --dentro de lo que cabe-- uno tiene una tendencia natural al optimismo. Si muchos de ustedes vieran las instituciones por dentro --como yo las veo-- les entrarían ganas de encerrarse en sus casas y no volver a votar en su vida, por eso, mejor que no se acerquen mucho y que sigan pensando que los políticos somos unos tales y unos cuales y se mantengan apartados de nosotros. He dicho nosotros y lo pienso mejor. Cada día creo que soy bastante menos político de lo que pensaba, y quizás el que se tenga que ir a su casa deba ser yo".

En la parte del artículo que viene a continuación añade: "Los partidos (sean cuales sean y no excluyo a ninguno, incluido el mío) tienen una extraña tendencia a poner a cierto tipo de personas en algunos cargos, intuyo que es porque son fáciles de manejar ganando lo que nunca en su vida han ganado. Una vez llegado a cierto nivel, el personajillo se crece, sabiendose poderoso rey de taifas ante quienes están bajo su égida, y se muestra sumiso ante el reyezuelo a quien rindió pleitesía. Por otra parte están los tontos útiles, ésos que se creen todo a pie juntillas y que se sienten piezas importantes dentro de un complicado engranaje del que, en el fondo, nada entienden y sólo sirven para traer y llevar chismes y ser utilizados y nunca agradecidos por los reyecillos taifeños. La independencia es una sana actividad a la hora de dedicarse a la vida pública, aunque quien tome este camino se llevará más de un guantazo amparado en esa argucia llamada disciplina de partido" .

En el último párrafo, Francisco Acedo señala: "Lo dicho, que en el fondo más vale no ver demasiado las cosas por dentro, porque vistas desde el exterior son siempre --dónde va a parar-- mucho más hermosas y con menos miserias, y en el fondo aquel dicho popular tiene más razón que un santo, los listos y los tontos no son peligrosos, los verdaderamente peligrosos son los medio listos y los medio tontos".