"Es un orgullo poder exponer en el Louvre". Así de feliz se muestra la pintora cacereña Ana Hernández, que mostrará su obra el próximo mes de octubre en el museo parisino.

Ana comenzó a pintar desde que era una niña, aunque después la vida le llevo por otro camino. "Inicié los estudios de Filología Inglesa", comenta. Pero en 1995 se trasladó a vivir a Italia y allí volvió a su "verdadera pasión", los pinceles, los colores y los lienzos. Una vez instalada conoció a dos profesores de la escuela de bellas artes y decidió enseñarles sus primeros trabajos. "Al parecer vieron un talento especial en mí. Por eso me encerré con ellos en el estudio durante seis años, hasta que en 2002 realicé mi primera exposición", añade.

Desde ese momento ha pasado ya una década y, aunque Ana Hernández afirma que sus cuadros han cambiado, su fuente de inspiración y su técnica siguen siendo las mismas. "Siempre me ha inspirado la ciudad italiana en la que he vivido, pero también Extremadura, esos paisajes desiertos que ves cuando sales de las ciudades", manifiesta. Por eso, a pesar de su evolución en este tiempo, hay cosas que se mantienen imperturbables: "los cuadros son óleos y llevan siempre colores muy vivos. Eso no cambia".

En esta nueva etapa, que comenzó hace ahora un año, cuando regresó a Cáceres, Ana se ha centrado en recrear el mundo de las marionetas y el circo, algo, que "está gustando mucho tanto en Italia como en España". Y no ha vuelto con las manos vacías. Además de la experiencia acumulada, la artista ha regresado de Italia con el premio Cilento Donna a la mejor pintora de Salerno, región en la que fijó su residencia durante su estancia en Italia.

Ahora, el Louvre

Tras Italia, Francia será el nuevo destino de la pintora cacereña, que el próximo mes de octubre expondrá en uno de los museos más laureados del mundo. Será la primera vez que sus obras se vean allí. "Para mí es una satisfacción poder mostrar mi obra en el Louvre. A cualquier artista le haría muchísima ilusión", explica, entusiasmada con este nuevo proyecto, que califica como "la recompensa a un largo trabajo".

No será una amplia colección: el museo parisino ha cedido dos metros de sus muros a Ana Hernández para que muestre su obra. Pero sí es suficiente para que ojos de todos los rincones del mundo puedan detenerse en las coloristas creaciones de la pintora cacereña. Por eso ha decidido que llevará una selección de cinco o seis cuadros, tres de ellos inéditos y trabajados para la ocasión. El Louvre lo merece