"Quien manda, manda". Esta es la frase que utilizó el exalcalde de Alcollarín para justificar el encierro de tres concejales del PP en el ayuntamiento en agosto del 2003. Según recoge la sentencia de la Audiencia Provincial, Adrián Rodríguez llegó incluso a negar a la oposición que utilizara como lugar de reuniones el salón de plenos, cerrándolo con un candado tras la petición de los ediles. Los obstáculos del regidor para que ésta realizara su labor también incluyeron, mediante resoluciones redactadas a máquina, que tuviera un despacho en el ayuntamiento y que solo pudiera utilizar la casa de cultura en horario de nueve a diez a la mañana.